Llegamos al miércoles 15 de agosto. Como comentaba en la entrada anterior, esta era la última semana de curso de Sandra y la previa a nuestro viaje excursión al Lago Tahoe.
No recuerdo muy bien cuándo cerramos el tema del viaje, pero sé que a estas alturas ya teníamos cerrado que a la ida lo íbamos a partir en dos, haciendo la primera noche en un pueblo llamado Bishop, y también teníamos cogido el hotel en el Lago Tahoe. Esta gestión ya la había hecho yo, para ver en cuál nos dejaban llevar a Ada sin pegas y sin darnos un sablazo.
El hecho es que la mañanita del último día de curso, la iniciamos con nuestra sesión de tenis matinal y tras llevar a Sandra y a Maurici al cole, me fui a casa, ya que Merino había enviado un paquete sorpresa para el cumpleaños de Sandra, y los de DHL habían intentado entregarlo el día anterior, pero nos cogieron jugando al tenis. Así que nos dejaron el aviso de que lo entregarían al día siguiente, y allí me quedé, haciendo guardia. Aproveché para tener algunas conversaciones por skype con la family, pero aquí no llegó ni Cristo. Por la tarde, tampoco, así que sorprendido, traté de localizar que pasaba con el envío, que gracias a que el día anterior nos dejaron el aviso, al menos tenía el número de localizador. Según lo que decía en la web el envío se había realizado pero sin éxito. Me cabreé al ver esto, aunque me imaginé que no habían conseguido acceder a la fortaleza de Camelot, probablemente, porque el manager, que trabaja menos que el sastre de tarzán, no estaría en su oficina cuando llegaran los de DHL, y en el telefonillo, lógicamente no aparece nuestro nombre. En fin, que resignado, llamé, y una bonita máquina me comunicó amablemente que llamara en horario de oficina.
El día terminó con una pequeña preocupación, que intenté mitigar con una carrerita corta dando un par de vueltas a nuestras manzanas y una visita al gimnasio camelotiense.
El jueves, me acoplé al curso de Sandra, que ese día iban a hacer visita a los Universal Studios, que sonaba muy bien. Además era su último día, y suponía que Lisa, su profesora, ese día no ejercería mucho. Este hecho ha sido el motivo por el que no me he acoplado más a sus planes extraexcolares, ya que el hecho de que la profesora ejerciera de profesora, me hacía sentir un poco fuera de sitio.
Tras esta reflexión/confesión, diré que la mañana empezó con llamada a DHL para decirles que visto que la entrega del paquete estaba siendo misión imposible, que mejor lo recogíamos nosotros al día siguiente, con lo que tras obtener los datos para realizar dicha visita, nos pusimos en marcha hacia el colleague. Este día también se vino con nosotros Maurici, que tuvo un detallazo regalándonos (él y su familia americana) dos supervinos (españoles), que por cierto, todavía no hemos catado por no haber encontrado la ocasión propicia para hacerlo.
Como el día se presentaba largo, le manifestamos nuestra preocupación a Lisa por la hora de vuelta, ya que a lo mejor, sería mejor que nosotros lleváramos nuestro coche por si necesitábamos volver antes por el tema Ada. Lisa nos dijo que lo mejor es que nos volviéramos en Metro, y que dejáramos el coche en el parking de la estación (aquí todas las estaciones de Metro tienen parking gratuito, para fomentar su uso). Así lo hicimos, dejamos el coche en la estación de Culver City pero en el viaje de ida, fuimos con todos, ya que Lisa llevaba una camioneta en la que cabíamos todos.
Tras una paradita en Starbucks, pusimos por fin rumbo a los estudios. Cuando estuve en Florida en el 1993 también estuve en los estudios de Universal allí, y entonces la mejor atracción era la del coche de Regreso al Futuro. Tenía bastante curiosidad de cómo había evolucionado el tema en estos casi 20 años.
Los estudios estaban bastante llenos de gente y hacía bastante calor, pero Lisa, que está acostumbrada a realizar la visita nos llevó con bastante diligencia. La principal atracción ahora era la de Transformers, que aunque la película, evidentemente, es una auténtica gilipollez, la atracción fue de lo más espectacular. La idea básica no difería mucho de la del coche de Back to the Future, pero lógicamente, ¡los medios han cambiado una barbaridad!
Con Maurici, en la entrada de los estudios Universal |
Te montabas en una especie de coche, igual, pero ahora, con gafas 3D, y con un escenario gigantesco. La sensación de aceleración, de velocidad, de freno, de caída estaban conseguidas increíblemente y además, el hecho de ver las cosas en 3D le daban el toque casi definitivo. Y digo casi, porque además, se han currado efectos reales, como que cuando algo te salpicaba en la pantalla, te salpicaba de verdad con un mecanismo de aspersion de agua, o cuando te pasaba un misil cerca, sentías el calor en la cara. ¡Totalmente recomendable!
No voy a repasar con detalles todas las atracciones que vimos, tan sólo las enumeraré para que quede constancia posteriormente, que lo mismo me hace ilusión...
Después de Transformers, estuvimos en la de la Momia (una montaña rusa en la oscuridad, molona, pero muy corta), en Jurasic Park (muy currado el escenario y los dinosarios, la caída final, con mega-remojón incluído, también bastante impresionante), también estuvimos en una casa del terror (atracción estresante, porque no sabes cuando te van a dar el susto, aunque sepas que es un actor, el susto, te lo llevas). Después nos fuimos a comer y por la tarde estuvimos haciendo el tour por los estudios, que también hice en el 93, pero que de nuevo, ha cambiado bastante. En este tour, había una inmersión 360º y 3D de la pelea del último King Kong (de Steven Jackson) con los dinosarios. Sencillamente impresionante, de nuevo, cuando interactuaban con el trenecillo donde íbamos montados, se sentían de verdad los empujones y agarrones que estabas viendo alrededor. Además en este tour, simulaban un terremoto/inundación en una estación de metro (también espectacular, sobre todo, la entrada del agua), y como último punto muy a destacar, el escenario del avión estrellado de la película la Guerra de los Mundos.
El escenario del avión estrellado de la Guerra de los Mundos |
Después de esto, todavía nos dio tiempo a pasar por la película de Shrek, también en 3D y con efectos en la butaca, pero muy lejos de lo vivido anteriormente. Nos quedó pendiente la de los Simpson, la de Waterworld y una de FX, pero se nos estaba haciendo tarde y todavía nos quedaba la aventura de volver en Metro.
Así que nos despedimos del personal y nos pusimos camino de vuelta a CasaCamelot. La verdad es que ese día nos cundió un huevo, porque tras la hora de camino en Metro y coche hasta casa, cuando bajamos a la perra, nos acercamos al Marshall que tenemos al lado y aproveché para comprar una camiseta jinchera sin mangas, porque estos días estaba haciendo mucho calor y con el tenis, estaba sudando la gota gorda.
Para acabar el día, nos tomamos unas cervecitas en un restaurante japonés cutrillo que tenemos al lado de casa, pero que tiene terraza, y en el que aprovechamos para conocerlo, ya que teníamos a la perra con nosotros. El sitio, no nos convenció demasiado (los maki rolls que pedimos estaban aceitosos y la cerveza no muy fría), pero siempre es una alternativa para ir andando con la perra.
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