martes, 2 de octubre de 2012

Vuelta a la 'normalidad'

Finalizamos nuestra escapada al Lago Tahoe el día 22 de agosto, y tras tomarnos el último desayuno en nuestro acogedor hotel (y despedirme de su colchón, en este caso con bastante alegría), emprendimos el viaje de vuelta a nuestro querido Camelot.

La perra estaba muerta del día anterior, parecía más Lina Morgan que nunca, así que le vino de perlas el día de coche.

El viaje de vuelta no tuvo mucho que contar, simplemente paramos para comer y para resolver nuestras necesidades. Eso sí, volvimos por distinto camino que a la ida, por aquello de tener más sensación de road trip. Si bien a la ida fuimos por el este de los parques de Yosemite y al oeste de Death Valley, por la 395, a la vuelta fuimos por el oeste del bloque de parques nacionales, por la 99. La comida la hicimos en una franquicia de restaurantes chinos denominada Panda Express en una ciudad llamada Manteca con un calor importante. 

Por la tarde, hicimos una parada de evacuación en nuestro caso y de reabastecimiento en el caso del coche, y de paso, nos compramos unos cafés de gasolinera de Starbucks, que la verdad es que están bastante buenos.

Tras esta parada, llegamos sin más novedad a nuestro condominio (que es como lo llaman aquí) de Camelot.

El jueves, reanudamos la regularidad, con un reencuentro con la raqueta matinal. Ese día, era el partido de ida de la final de la supercopa, que enfrentaba en el Nou Camp al Barça con el Madrid, con lo que quedamos con Luis para verlo por Santa Mónica.
Con Luis, viendo la supercopa
Lo vimos en el sports bar ya conocido de Santa Mónica, donde vimos la final de la Euro (Barney's Beanery), aunque esta vez, sentaditos en una mesa, con el partido sólo para nosotros. Nada mal, si nos olvidamos de los horarios matinales que tienen los partidos aquí, que no tiene ningún ambiente. Vimos el partido con la hermana de Luis, su cuñado y su sobrina, que andaban de visita.

El partido fue bastante del estilo Mouriño contra el Barça. Jugamos bien hasta que nos pusimos 0-1 y después el autobús. Nos metieron 3 en un suspiro, menos mal que al final la cagó Victor Valdés y Di María metió el 3-2 en el último minuto, que dejaba la cosa en 3-2, que era un resultado bastante bueno para lo visto.

Tras el partido, poco más, algunas compras que después de nuestro miniviaje nos hacía buena falta y reencuentro con el gimnasio de Camelot.

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