sábado, 9 de junio de 2012

Aprendiendo por eggs

Tras un par de días de inactividad bloggera, de nuevo encuentro momento de escribir un poco, que lo prometido es deuda.


No sé exactamente dónde dejé el blog el otro día, pero bueno, voy a contar un poco lo que me ha pasado en estos últimos días, y las cosas que me han parecido interesantes de escribir.


El título, corresponde a que, aunque mi idea de este viaje era la de mejorar el inglés con el uso en la vida cotidiana, la verdad es que las circunstancias, me están haciendo utilizarlo en situaciones que no tenía previstas, al menos al principio.


Finalmente, mi perra Ada Delicada (este apellido se lo ha ganado con creces después de aproximadamente 76 visitas al veterinario en dos años y medio), ha tenido que ser intervenida del flemón que se trajo de España. Se me acabaron los antibióticos y el abceso seguía ahí, residiendo felizmente en la cara de la perra. Tras consultar al veterinario (español) por skype -con el que ya tengo una relación casi de colegueo- me dice que si el bulto sigue ahí y no tengo antibióticos, que no me va a quedar más remedio que visitar a un colega de profesión de este lado del charco, advirtiéndome que la broma iba a ser pesada.


Así, que nada, a buscar por internete veterinarios por la zona, y a cruzar los dedos para que la crujida fuera asumible.


Finalmente encuentro uno y voy a otro distinto, que nos encontramos de camino.


El veterinario resulta bastante cómico, ya que parece el primo oscuro de Dani de Vito, que nos cuenta (creo) que lo que hay que hacer es cirugía para drenar todo el pus que hay en el flemón y que llevará un tubo durante tres días. Esta conversación, difícil de imaginar en inglés para el común de los mortales hispano hablantes, se complicó sobremanera contado por este personaje, ya que tenía bastante similitud en su pronunciación con el pato Donald.


La divina providencia quiso que lo que habíamos creído entender, tras hacérselo repetir n veces era lo que iba a hacer, así que con un acojone notable nos decidimos a hacerle la intervención a la perra.


Tras unas horas de nervios, bajón, congoja y compras en el supermercado (hay que ver lo que cuesta llenar la nevera partiendo de cero), fuimos a recoger a la perra.


El resultado fue este:
precioso...


Tenía una perra que parecía sacada de una peli de Tim Burton, pero en fin, parece que era lo que había que hacer. Eso sí, la perra, que es muy lista, que para eso es alemana, ya me mira con el ojo revirado después de tanta faena que está sufriendo (tras el viaje de 13 horas en una jaula en una bodega, ahora esto), y que lógicamente, asocia directamente conmigo.


Bueno, que como decía al comienzo de este blog, esto se llama aprender por huevos, que esto no acabó aquí, que después de pagar la dolorosa del veterinario (que no precisaré aquí por ser obscena), tuvimos que ir a comprar lo que en españa denominamos 'la parabólica', para que la perrita no se tocara el tubito. Para los curiosos, este aparato se denomina e-colar o algo así, que la verdad, del egipcio (nacionalidad del veterinario) no me fiaba mucho tampoco en cuanto a su corrección lingüística, excepto en el mundo de los patos, claro.


Sé que el blog me está quedando un poco largo, pero es que encima la cosa no acabó en la tienda de suministros caninos...


Todavía quedaba el encuentro con algo que podríamos denominar 'la encantadora de perros', que básicamente me vino a decir que todo lo que había hecho en la vida de Ada estaba mal -desde el collar que llevaba, de hecho los dos, que con el de la lismania también se metió, hasta con la comida pasando por la longitud de la correa- y que le pidiéramos ayuda a ella para solucionar los múltiples problemas de mi skinny dog. Bueno, esta chica seguro que tenía buena voluntad, pero me la encontré en el peor momento para que corrigiera en todo lo relativo al perro. Quizá la demos una segunda oportunidad, ya que nos dejó formas de contactar con ella hasta por código morse.


Ya en casa, decididos a no salir, para vigilar la evolución de la perra, se nos estropeó la TV. ¡Noooooooooooooo! No tanto por no tener TV, que uno se puede buscar otros entretenimientos caseros, sino porque era viernes tarde, y había que movilizarse para solucionarlo.


El hecho, es que el bueno de Lou (manager de la finca) otra vez tuvo que ponerse las pilas con nosotros, para tratar de solucionar el temita, y donde vimos que los números de atención al cliente de aquí, son casi tan desesperantes como en España. Media hora de escuchar musiquitas pulsar botones del teléfono sin cesar hasta llegar a hablar con alguien. Ese alguien tras preguntar hasta la talla de los calzoncillos, por fin dio paso a interesarse en saber cuál era el problema. A partir de aquí, sí que me pareció más eficiente el servicio que al que estamos acostumbrados, ya que le ofrecieron cambiarle el descodificador al día siguiente.


Bueno, y ya sí, tras despedir agradeciendo infinitamente al peculiar Lou (el hombre impasible), procedimos a enchufar la antena directamente a la TV (como toda la santa vida) y ver los canales analógicos de aquí, que también los hay (aunque si soy sincero incluso dudé de ello), y en los que abundan los hispanos.


Por cierto, a modo de paréntesis, nos hemos dado cuenta que en la TV es increíble el número de anuncios de comida que hay. No hay duda que el público será receptivo a ellos.


Y así me despido del día con el pie cambiado que tuvimos, el viernes 8 de junio de 2012.


¡Seguiremos conectados!

3 comentarios:

  1. Cielo santo leoncio!!! (como diría tristón). Pobre perrita!! Aunque he de reconocer que me he descojonao leyendo las aventuras con el egipcio y la encantadora de perros... Animo!!! *Belén*

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  2. No os preocupéis que la perra olvida... pero los 700 napos no sé si los olvidaréis vosotros...

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