martes, 12 de junio de 2012

Veterinario (again)

Bueno, pues van pasando los días y hoy ha sido el primer día de la segunda semana por Culver City.


Hoy me ha tocado estrenar el gimnasio del reino de Camelot, como lo está llamando Sandra. La verdad es que está bastante bien, sencillo, pero limpio, ordenado y suficiente. Mañana tendré agujetas, porque entre pitos y flautas, hacía más de una semana que no movía una pesa. Además, en este gym puedo hacer cosas que no puedo hacer habitualmente en PegasusGym.


En fin, que después de aprender alguna palabrita como spotter (lo ponían como obligatorio y a mi me parecía que se debía referir a que llevaras algo para recoger las manchas y resulta que es un ayudante u observador, que por cierto yo no tenía y ahí no había ni el tato), hoy tocaba la visita a Donald Duck, para quitar el tubo de la cara de la perra, que estético, estético, no era mucho...


Tras una nueva sesión de inglés animal (nunca mejor dicho, tanto por la materia como por la dicción del interlocutor), le quitan el tubo, pero nos dicen que esto no ha acabado, que tenemos que estar una semana metiéndole en la herida una jeringa con un líquido amarillo que jura que es antibiótico. Esperemos que esto funcione, porque esto o funciona o mata...


En fin, que la perra en cualquier caso, excepto en el rato que está en el veterinario en el que está acojonada (como yo, by the way), parece bastante animada y está comiendo bien, lo cual es sin duda una buena señal.


Tras las peripecias perrunas, decidimos visitar el mercadillo de nuestro barrio (Culver City) que resulta ser un bluf, así que nos vamos a tomar una cervecita a las horas que se llevan aquí, las 18:00, con la fe de encontrar una hora feliz por ahí.


Tras buscar un poco, hacer un donativo a una causa infantil que no hemos entendido muy bien, pero que nos ha permitido hacer un listening en directo de alto nivel por la naturaleza del contenido, encontramos un bar con hora feliz y en el que cabemos.


Decidimos hablar inglés entre nosotros, a ver qué tal. La verdad es que es un poco ridi hacer esto, yo creo que ayuda a soltarse. Más o menos duramos una hora, pero bueno, no está mal.


Cuando nos estamos tomando la última cervecita para volvernos a casita, Sandra decide hacer una apuesta sobre lo que estaba comiendo la chica de al lado, que yo digo que son endivias y ella que alcachofas (como se puede ver por la apuesta, aquí algunas cosas de comer, digamos que tienen un aspecto algo distinto). Resulta ser una cosa que se llama Romania, que todavía muy bien lo que es, pero que no es alcachofa ni tampoco endivias, al menos exactamente...


Bueno, pues el hecho es que la chica de la Romania, hace migas con nosotros y nos da otra buena sesión de listening, además nos dice que por favor, contactemos con ella para otra ocasión, que le encanta, salir, beber y España. Le cogemos los datos, pero todavía estamos en la tesitura de si usarlos...


Tras este encuentro, dejamos a la chica y a su amiga, ésta última bastante bebida por cierto y nos volvemos a casa, donde finaliza el día con una cena casera, que hoy ya nos hemos liquidado el budget con las cervecitas...


¡Mañana será otro día!

1 comentario:

  1. La verdad es que los americanos son muy amigables y a veces a los españoles nos sorprenden, porque nosotros somos secos de cojones. Pero lo de la chica esta que habéis conocido tiene toda la pinta de un clásico "o funciona o mata". Igual puede ser una tía encantadora que se convertirá en vuestra gran amiga que la Annibal Lecter de LA. Ya nos contareis.

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