Hoy domingo, ya casi hace dos semanas que comenzamos la aventura. Como siempre pasa en estos casos, la segunda semana ha pasado mucho más deprisa que la primera y me temo que esto será la tendencia hasta el final de la aventura.
Me falta por contar lo que hicimos el viernes y ayer, ya que hoy la verdad es que de momento, hemos hecho poco reseñable.
El viernes, tras un poco de deporte matinal, utilizando el parque que tenemos enfrente de casa y el gimnasio de Camelot, vamos por primera vez al cine. Aquí, el cine es como la bolsa, según el día y la hora que cojas las entradas, valen un precio u otro. Cogemos por internet la sesión de las 16:30, y por ello comemos poco, que no es cuestión de dormirse la siesta en el cine. La sesión nos cuesta 19$, que creo que es incluso más barato de lo que cuesta en España, aunque tal y como está el euro, lo mismo en breve es al revés. Vamos a ver Rock of Ages, escogida -como siempre- por Sandra, pero he de decir que con buen criterio -también para ser justo, aunque nunca elijo, he de decir que casi siempre me terminan gustando sus elecciones-, ya que todavía no andamos muy finos de oído y tampoco es cuestión de ir a ver una peli de grandes diálogos y trama enrevesada, así que un musical parece una buena opción. La peli, es muy animada y nos mola, hay partes de humor fino que incluye slang que ni pillamos mientras la sala se descojona, pero bueno, poco a poco...
Hablando un poco de todo, aquí en los cines la peña come de todo, con lo que los asientos tienen bastantes manchas de diferentes grasas de diferentes comidas. Además, todavía no tenemos claro el tema de los horarios de las comidas. Pensábamos que más o menos la comida y la cena se hacían antes, pero la realidad, es que aquí la gente come a todas horas. En el cine, había un tío comiéndose un perrito a las 16:30, que os aseguro que no era su comida, ni su cena. Era su guarreo de las 16:30. Los cines, excepto por el tema de las manchas estaban muy bien, muy grandes y bastante cómodos, como con butacas reclinables. Además en esa sesión gallinácea que fuimos, había bastante poca gente.
Tras la peli, decidimos ir a conocer nuestro bar, el Tattle Tale, que ya habíamos aprobado el día anterior. Efectivamente nos mola, nos tomamos unas cervecitas, e incluso nos invitan a chupitos, que según nos cuentan es super extraño en este lado del charco. También es verdad que había algún borrachuzo un poco plastita, pero bueno, nosotros no somos demasiado buen target para darnos el coñazo, y tras unas breves palabras -que no entiendo, por cierto- buscan otra víctima. Caso especial es uno que se parece al malo de las películas de Tarantino, Danny Trejo, aunque con un aspecto menos desafiante, que aprovecha un momento que me voy al baño para hacer un chequeo completo al escote de Sandra. No problem, el hombre es inofensivo pero claro, uno se distrae con estas cosas...
Tras nuestra estancia en el bar, nos volvemos a casa, no demasiado tarde donde nos encontramos una nota que nos habla de la sensibilidad de los yankees. En la nota, nos dicen que la perra, no ha parado de ladrar (en nuestra ausencia), y que está fuera de control, afectando a la paz y la cordura del complejo entero de Camelot. ¡Joder qué exageraos! En fin, esta nota me preocupa un poco, porque quizá al ser Friday Night, haya podido haber gente fuera, que a la perra no le haya hecho gracia, pero realmente, el tema no tiene solución demasiado fácil.
A la mañana siguiente, puntualmente, recibimos una llamada de teléfono y un aporreo de puerta, que ignoramos, porque estamos todavía despertando, y con un pelín de resaca por los chupitos de Jack Daniel's Honey (un brebaje desconocido, pero que estaba bueno, la verdad). A la segunda llamada, de nuevo, Lou, manifiesta el malestar de la comunidad por los ladridos del perro y también porque dejemos ropa en el balcón (esto sí que me flipó, que ultrasensibilidad la de los yankees, que les pertuba ver un poco de ropa, la que usamos para hacer deporte, secándose en la terraza). En fin, que pedimos disculpas y prometemos soluciones (no sé muy bien cuáles) a estos 'problemones'.
Como está la cosa calentita, decidimos llevarnos a la perra lejos del lugar de los hechos y de paso, conocer de una santa vez el parque Kenneth Hahn. La primera parte del paseo nos parece bastante fea, y además hace bastante calor, aunque al menos, podemos soltar a la perra, que en este país, esto es noticia. La segunda parte del paseo nos mola más, ya que es una zona más verde. También hay varias zonas con vistas molonas de toda la ciudad, aunque el día es bastante brumoso, y el horizonte se ve muy borroso. Busco sin éxito desde esta posición el cartel de Hollywood, de nuevo sin éxito. Tras unas 3 horas y unos 10kms, volvemos a casa, con la perra derrotada (todavía está tomando antibióticos por el flemón) y decidimos que nos hemos ganado una hamburguesa. Confío en que como la perra está cansada y hemos creado una serie de parapetos para alejarla de la ventana, no nos dé problemas con sus ladridos.
Sandra se encarga de localizar un sitio en la zona con hamburguesas buenas, que no sea de comida rápida, que queremos darnos un homenaje en condiciones. Encuentra uno que parece molón y nos ponemos en camino. El sitio en cuestión no lo encontramos, tras peinar la zona tres veces, así que decidimos aparcar y preguntar a un paisano. La verdad es que los paisanos yankees son muy majos de trato (aunque acabamos de descubrir su faceta pejiguera también con el tema del perro), y éste en concreto nos cuenta que lógico que no encontremos el sitio, ya que está cerrado desde hace meses. Nos recomienda efusivamente otro, que está al lado, y para el que nos da detalladísimas instrucciones. No lo encontramos. De llorar... En fin, que el hecho es que nos alejamos un poco y como no lo hemos visto, nos metemos en nuestro conocido City Tavern (el de las cervezas pésimas), que también lo ponían como bueno para tomar hamburguesas, así matamos dos pájaros de un tiro, encontrar una cerveza que nos guste entre las 18 que tienen, y probar la hamburguesa.
Esta vez, pide Sandra, con un criterio mucho menos arriesgado que el mío, que es preguntar a la camarera cuál se parece a la Stella (que es la que solemos tomar aquí), y efectivamente, esta vez la cerveza está buena. Las hamburguesas no están mal, pero tampoco son la hostia. Nos gustan más las del Home Burger de Madrid, sin ir más lejos, pero bueno, ya hemos cubierto el antojo de la primera hamburguesa del viaje.
A la vuelta, extrañados por nuestra muñonada de no encontrar el sitio que nos recomendó el paisano, volvemos a intentarlo, y efectivamente, ahí estaba, exactamente dónde nos había indicado. Lo único que nos sirve de medio excusa es que el nombre del sitio estaba muy difícil de ver, ya que estaba escrito con una letra pequeñísima en una especie de marrón oscuro sobre negro. Desde luego nada comercial para que la gente vaya al sitio por su nombre.
Tras la hamburguesa, que además nos la tomamos a la hora de la merienda, vamos a casa y nos damos una larga sesión de TV. Hoy nos castigamos sin cenar.
Poca novedad de Saturday night, que también estábamos un poco mosca con el tema de la perra y queríamos custodiar el que no ladrara.
Y así llegamos al día de hoy, en el que nos hemos levantado bastante tarde, muy poco al estilo californiano, que se levantan con el alba.
Resulta que hoy es el día del padre en USA, así que intento localizar al mío, que además todavía no he logrado hablar con él. Esta vez tengo éxito y le pongo un poco al día de nuestras andanzas.
Luego me veo el Portugal - Holanda, y tras unas vueltecitas a nuestro parque (odio correr dando vueltas, pero en este caso era lo más cómodo), nos damos un bañito en la piscina y después tarde caserita. La perra, después del paseo de ayer, está matada, claramente ha empeorado con la experiencia, ya que sin duda fue demasiado para ella, estando tomando antibióticos. Joder, no sabe uno como acertar, pero ayer, le dimos más importancia a sacar al perro del vecindario que a su recuperación, así que hoy lo está/mos pagando. En fin, mañana toca visita a nuestro querido Doctor Girgis, a ver qué opina él del estado de la herida (también con peor aspecto hoy) y de la perra en general. Cruzaremos los dedos...
Con esto acabo la descripción de nuestras andanzas hasta la fecha, son las 20:30 y creo que nos vamos a arriesgar a salir un poco y dejar a la perra sola. Esperemos que no haya una notita nueva...
¡¡Seguiremos informando!!
Me falta por contar lo que hicimos el viernes y ayer, ya que hoy la verdad es que de momento, hemos hecho poco reseñable.
El viernes, tras un poco de deporte matinal, utilizando el parque que tenemos enfrente de casa y el gimnasio de Camelot, vamos por primera vez al cine. Aquí, el cine es como la bolsa, según el día y la hora que cojas las entradas, valen un precio u otro. Cogemos por internet la sesión de las 16:30, y por ello comemos poco, que no es cuestión de dormirse la siesta en el cine. La sesión nos cuesta 19$, que creo que es incluso más barato de lo que cuesta en España, aunque tal y como está el euro, lo mismo en breve es al revés. Vamos a ver Rock of Ages, escogida -como siempre- por Sandra, pero he de decir que con buen criterio -también para ser justo, aunque nunca elijo, he de decir que casi siempre me terminan gustando sus elecciones-, ya que todavía no andamos muy finos de oído y tampoco es cuestión de ir a ver una peli de grandes diálogos y trama enrevesada, así que un musical parece una buena opción. La peli, es muy animada y nos mola, hay partes de humor fino que incluye slang que ni pillamos mientras la sala se descojona, pero bueno, poco a poco...
Hablando un poco de todo, aquí en los cines la peña come de todo, con lo que los asientos tienen bastantes manchas de diferentes grasas de diferentes comidas. Además, todavía no tenemos claro el tema de los horarios de las comidas. Pensábamos que más o menos la comida y la cena se hacían antes, pero la realidad, es que aquí la gente come a todas horas. En el cine, había un tío comiéndose un perrito a las 16:30, que os aseguro que no era su comida, ni su cena. Era su guarreo de las 16:30. Los cines, excepto por el tema de las manchas estaban muy bien, muy grandes y bastante cómodos, como con butacas reclinables. Además en esa sesión gallinácea que fuimos, había bastante poca gente.
Tras la peli, decidimos ir a conocer nuestro bar, el Tattle Tale, que ya habíamos aprobado el día anterior. Efectivamente nos mola, nos tomamos unas cervecitas, e incluso nos invitan a chupitos, que según nos cuentan es super extraño en este lado del charco. También es verdad que había algún borrachuzo un poco plastita, pero bueno, nosotros no somos demasiado buen target para darnos el coñazo, y tras unas breves palabras -que no entiendo, por cierto- buscan otra víctima. Caso especial es uno que se parece al malo de las películas de Tarantino, Danny Trejo, aunque con un aspecto menos desafiante, que aprovecha un momento que me voy al baño para hacer un chequeo completo al escote de Sandra. No problem, el hombre es inofensivo pero claro, uno se distrae con estas cosas...
Tras nuestra estancia en el bar, nos volvemos a casa, no demasiado tarde donde nos encontramos una nota que nos habla de la sensibilidad de los yankees. En la nota, nos dicen que la perra, no ha parado de ladrar (en nuestra ausencia), y que está fuera de control, afectando a la paz y la cordura del complejo entero de Camelot. ¡Joder qué exageraos! En fin, esta nota me preocupa un poco, porque quizá al ser Friday Night, haya podido haber gente fuera, que a la perra no le haya hecho gracia, pero realmente, el tema no tiene solución demasiado fácil.
La nota de la discordia |
A la mañana siguiente, puntualmente, recibimos una llamada de teléfono y un aporreo de puerta, que ignoramos, porque estamos todavía despertando, y con un pelín de resaca por los chupitos de Jack Daniel's Honey (un brebaje desconocido, pero que estaba bueno, la verdad). A la segunda llamada, de nuevo, Lou, manifiesta el malestar de la comunidad por los ladridos del perro y también porque dejemos ropa en el balcón (esto sí que me flipó, que ultrasensibilidad la de los yankees, que les pertuba ver un poco de ropa, la que usamos para hacer deporte, secándose en la terraza). En fin, que pedimos disculpas y prometemos soluciones (no sé muy bien cuáles) a estos 'problemones'.
Como está la cosa calentita, decidimos llevarnos a la perra lejos del lugar de los hechos y de paso, conocer de una santa vez el parque Kenneth Hahn. La primera parte del paseo nos parece bastante fea, y además hace bastante calor, aunque al menos, podemos soltar a la perra, que en este país, esto es noticia. La segunda parte del paseo nos mola más, ya que es una zona más verde. También hay varias zonas con vistas molonas de toda la ciudad, aunque el día es bastante brumoso, y el horizonte se ve muy borroso. Busco sin éxito desde esta posición el cartel de Hollywood, de nuevo sin éxito. Tras unas 3 horas y unos 10kms, volvemos a casa, con la perra derrotada (todavía está tomando antibióticos por el flemón) y decidimos que nos hemos ganado una hamburguesa. Confío en que como la perra está cansada y hemos creado una serie de parapetos para alejarla de la ventana, no nos dé problemas con sus ladridos.
Sandra se encarga de localizar un sitio en la zona con hamburguesas buenas, que no sea de comida rápida, que queremos darnos un homenaje en condiciones. Encuentra uno que parece molón y nos ponemos en camino. El sitio en cuestión no lo encontramos, tras peinar la zona tres veces, así que decidimos aparcar y preguntar a un paisano. La verdad es que los paisanos yankees son muy majos de trato (aunque acabamos de descubrir su faceta pejiguera también con el tema del perro), y éste en concreto nos cuenta que lógico que no encontremos el sitio, ya que está cerrado desde hace meses. Nos recomienda efusivamente otro, que está al lado, y para el que nos da detalladísimas instrucciones. No lo encontramos. De llorar... En fin, que el hecho es que nos alejamos un poco y como no lo hemos visto, nos metemos en nuestro conocido City Tavern (el de las cervezas pésimas), que también lo ponían como bueno para tomar hamburguesas, así matamos dos pájaros de un tiro, encontrar una cerveza que nos guste entre las 18 que tienen, y probar la hamburguesa.
Esta vez, pide Sandra, con un criterio mucho menos arriesgado que el mío, que es preguntar a la camarera cuál se parece a la Stella (que es la que solemos tomar aquí), y efectivamente, esta vez la cerveza está buena. Las hamburguesas no están mal, pero tampoco son la hostia. Nos gustan más las del Home Burger de Madrid, sin ir más lejos, pero bueno, ya hemos cubierto el antojo de la primera hamburguesa del viaje.
A la vuelta, extrañados por nuestra muñonada de no encontrar el sitio que nos recomendó el paisano, volvemos a intentarlo, y efectivamente, ahí estaba, exactamente dónde nos había indicado. Lo único que nos sirve de medio excusa es que el nombre del sitio estaba muy difícil de ver, ya que estaba escrito con una letra pequeñísima en una especie de marrón oscuro sobre negro. Desde luego nada comercial para que la gente vaya al sitio por su nombre.
Tras la hamburguesa, que además nos la tomamos a la hora de la merienda, vamos a casa y nos damos una larga sesión de TV. Hoy nos castigamos sin cenar.
Poca novedad de Saturday night, que también estábamos un poco mosca con el tema de la perra y queríamos custodiar el que no ladrara.
Y así llegamos al día de hoy, en el que nos hemos levantado bastante tarde, muy poco al estilo californiano, que se levantan con el alba.
Resulta que hoy es el día del padre en USA, así que intento localizar al mío, que además todavía no he logrado hablar con él. Esta vez tengo éxito y le pongo un poco al día de nuestras andanzas.
Luego me veo el Portugal - Holanda, y tras unas vueltecitas a nuestro parque (odio correr dando vueltas, pero en este caso era lo más cómodo), nos damos un bañito en la piscina y después tarde caserita. La perra, después del paseo de ayer, está matada, claramente ha empeorado con la experiencia, ya que sin duda fue demasiado para ella, estando tomando antibióticos. Joder, no sabe uno como acertar, pero ayer, le dimos más importancia a sacar al perro del vecindario que a su recuperación, así que hoy lo está/mos pagando. En fin, mañana toca visita a nuestro querido Doctor Girgis, a ver qué opina él del estado de la herida (también con peor aspecto hoy) y de la perra en general. Cruzaremos los dedos...
Con esto acabo la descripción de nuestras andanzas hasta la fecha, son las 20:30 y creo que nos vamos a arriesgar a salir un poco y dejar a la perra sola. Esperemos que no haya una notita nueva...
¡¡Seguiremos informando!!
Joder con el tema de la perra... si lleváis dos días y ya os dicen cosas... ¿Alguna solución? Por cierto... Si no recuerdo mal, el cartel de Hollywood se puede ver desde una terraza que hay dentro del teatro Kodak, que ahora no se llama Kodak... creo...
ResponderEliminarLa verdad es que sí, un poco frustrante todo el tema de la perra. Ahora como ha empeorado del flemón, está más tranquila y parece que no ladra. La única solución para el tema de los ladridos es alejarla de la ventana y de las fuentes de ruidos, ya veremos si funciona cuando esté sana (si es que alguna vez lo está...)
ResponderEliminarSerá que la pobre extraña su casa. Si yo apareciera de repente en un sitio donde no entiendo a nadie también ladraría. Por cierto, por allí no hay foursquare para localizar garitos?
ResponderEliminarPobre Ada. Creo que sufre cierta ansiedad por separación. Algunos consejos: probad iros pero volved a los 5 minutos. Si está nerviosa, no os vayais hasta que esté tranquila. Si esto os parece idiota y/o innecesario, un truco es dejarle la televisión puesta, así los sonidos caseros la relajarán algo.
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