viernes, 31 de agosto de 2012

Ada cumple 3 años

Llegamos al día 7 de agosto, en el que nos sorprende un día de calor hasta ahora sólo conocido en las zonas más interiores, más próximas al desierto. 

Ese día el tenis se me da peor, como buen deporte de dientes de sierra que es. Por la tarde, como es martes, vamos al cine. Esta vez vamos a ver Savages -de Oliver Stone-, película que hace bastante honor a su nombre con una actuación de Venicio del Toro de lo más convincente. Salgo bastante desanimado, porque no he entendido muchos de los diálogos. A la única que he entendido ha sido a Salma Hayek (mexicana) sobre todo, cuando habla en español... En fin, el día en general, estaba de no, como diría Sandra. Finalizamos con nuestra visita al Kabuki, que siempre anima. ¡¡Qué buenos están los Alaskan Roll!!

El miércoles, bajamos un poco más tarde a jugar al tenis y tenemos todas las pistas ocupadas ¡Qué bajón nos dio! Decidimos que es el último día que nos retrasamos cinco minutos, porque las pistas por la mañana suelen estar cogidas por profesores jeta que dan clase en pistas públicas, con lo que el negocio les sale redondo. En cualquier caso, ese día, había quedado con Luis para jugar a media mañana, así que yo no perdí me sesión de raqueta. Después, nos quedamos en la piscina, hablando de la vida, que se estaba estupendamente. Una vecina española a la que ya había visto durante la Eurocopa, se unió a la conversación nacional, para recomendarnos algunos sitios por aquí para comer y/o comprar comida española. Yo que sólo voy a estar aquí unos meses, no presté mucha atención, pero para Luis, sí que fueron consejos de interés.

Durante estos días Sandra andaba fastidiada (y un poco acojonadilla) con un sarpullido que le había salido, con lo que por la tarde vamos a comprar una crema, a ver si la alivia un poco. En cualquier caso ese mismo día, ella descubre que el origen del sarpullido es estar usando un gel de ducha como crema hidratante. Es lo que tiene no dominar verbos como 'rinse' y no leerse las instrucciones. La verdad es que el gel ese más bien parecía una crema, y yo mismo así lo pensé la primera vez que lo usé, con lo que el uso posterior que le dio Sandra, fue bastante culpa mía (ya digo que el aspecto, el hecho de que no hacía espuma, no tenía apenas aroma... hacía pensar que era más crema corporal que gel)

Llegamos al día 9, que era el cumpleaños de Ada (3 años). Empezamos el día con la lección bien aprendida del día anterior y llegamos a la pista de tenis a las 8:55, con lo que no tuvimos ningún problema. Este día también hizo un calor infame, incluso a esas horas. Cuando llevé a Sandra a su cole, aproveché para comprar cuatro chuminadas para echarnos unas risas con el cumple de la perra y también a surtirnos con unas cuantas viandas para una posible visita de Luis para hacer una barbacoa en nuestra urbanización pija.

Ese día cociné un pollo asado, pensando en que este plato iba a tener muchos desperdicios susceptibles de ser comidos por Ada a modo de banquete especial cumpleañero (a todo esto, pensando en que no se pusiera mala, es decir, no estoy hablando de los huesos, sino de la piel, los cartílagos...)

Tras el festín que nos dimos los tres y el momento de hacer el gili poniendo velas a la perra (esto ha quedado inmortalizado en un vídeo que no hago público porque es un tanto vergonzoso), fuimos a dar un paseo un poco más largo de lo normal a la perrita por una pradera que hay no muy lejos de casa, que está pendiente de alquilar, pero que está perfectamente cuidada y es perfecta para poder soltar a la perra en cuanto se hace de noche.

Para finalizar el día, y en vista del calor que estaba haciendo, decidimos tomarnos nuestra cervecita nocturna en la terraza, que no habíamos estrenado, y en la que se estaba muy bien, la verdad. Pusimos el Ipad como radio y allí que estuvimos tomando un poco el fresquito.

Música en vivo matinal en Redondo


Seguimos nuestra andadura americana en Agosto. De momento, el calor es mucho más llevadero que en Madrid, como ya comprobamos el año pasado en nuestra visita de avanzadilla.

El domingo 5, fue el cumpleaños de Marcos, el sobrinito de Sandra, con lo que tuvimos la correspondiente conexión para realizar la merecida felicitación.

Después, nuestra habitual sesión de tenis, que poco a poco va dando sus frutos ya que ese día noté mejores sensaciones. Tras la sesión de raqueta, fuimos a visitar nuestro mercado de pescado en Redondo Beach, donde compramos una Tilapia, asesorados por un cliente mexicano que nos aconsejó comprar unas en concreto por no ser de criadero. Previamente, nos dimos un pequeño paseíto y nos tomamos una cervecita en el garito que conocemos de allí y resultó que había música en vivo. Nos pedimos algo de comer (unos aros de cebolla y una especie de tacos de la casa), que resultó ser un exceso, y eso que pedimos las raciones pequeñas.

Un paisano nos hizo una foto en Redondo Beach.

Estuvimos un buen rato en el bareto viendo al grupo en cuestión, que cantaba bastante bien y que la cantante me recordaba a mi amiga Cristina, aunque algo más mayor (Cristina, tu eres mucho más guapa, pero esta chica tenía un aire).


Música en vivo en el garito de las mil cervezas de grifo.

Después, en vista de la comilona inesperada, con digestión de boa (se nota que uno se hace mayor por la duración y dificultad de las digestiones), decido ir andando con Ada a devolver la película por la tarde, para dar un paseo digestivo. Tras esto, cena ligerita y fin del finde.

El lunes, día 6 de agosto no tuvo mucho que contar interesante. Tenis, compras, relaciones digitales y poco más. Por la tarde, una carrerita corta con Ada y visita al gimnasio. La noche del lunes, hicimos la Tilapia al horno. Salió muy rica, así que los consejos que recibimos fueron esta vez acertados.

Segundo mes cumplido. Ticks day

Tras la experiencia beisboliana del viernes, llegamos al sábado 4 de agosto, es decir, nuestro segundo mes aquí.

El día empezó con Sandra viendo otra garrapata que estaba de paseo por el cubículo de Ada. Mala señal. Así que se puso a analizar a la perra concienzudamente a ver si tenía algún visitante okupa asentado en la nueva propiedad conquistada.

Efectivamente, o Ada tenía pezones impares o uno de ellos era una garrapata ya bien surtidita de sangre ¡Qué asco de bichos! Las cabronas de ellas, cerca del cuello, donde estaba el collar parecía que no podían morder, pero según se alejaban de él, sí. Así que Sandra encontró otra como en la zona de la rodilla y otra más, buscando donde acampar.

Tras deshacernos de todas, más o menos salvajemente (sí, pusimos la película de aceite que parece que hace que se suelten, pero es un poco mandanga. Las garrapatas siguen ahí, con los colmillos bien metiditos en harina), decidí visitar la única tienda de mascotas que nos faltaba, con el fin de buscar un producto que reforzara la acción del collar, que a todas luces, ha resultado insuficiente.

En mi visita a Pet Smart le compro un líquido insecticida y de paso, repongo el frisbi que se tragó la playa de Escondido.

Tras las friegas correspondientes con el liquidito en cuestión, y tras que Sandra se recerciorase de que no había más presencias, dimos por concluido el tema, con lo que me dí un garbeo por el gimnasio de Camelot.

Estos días, los vecinos hicieron una especie de mercadillo de libros usados, con lo que aproveché a comprar algunos a precios de risa (50 centavos cada uno), por aquello de tener algo de lectura en inglés.

Después, nos fuimos a dar un garbeo por nuestra playa y luego, hicimos nuestra primera parada del viaje en el In and Out, que es una de la cadena de hamburgueserías más valoradas aquí. Nuestro segundo mes de estancia, merecía una comida basura americana para celebrarlo. 

Sandra y la hamburguesa, bajo la atenta mirada de nuestro Bettle.
Yo, haciendo lo propio

El día no tuvo mucha más novedad, más que visitamos a nuestro DVD club, que hacía tiempo que no íbamos, para coger la peli de Sospechos habituales, que yo no había visto y que Sandra me recomendó fervientemente.

La peli, la verdad es que moló, pero era bastante difícil, así que no me enteré mucho. La tendré que ver otra vez, porque Kevin Spacey lo merece.

Garrapatas y baseball

Llegamos al viernes 3 de agosto (hoy, es día 30, cumpleaños de Yago y de Lilahexe. 'Sólo' llevo 27 días de retraso con el blog, y eso que no tengo más obligaciones que las caseras y las que me impongo para avanzar con el inglés).

Ese viernes, amanecí viendo algo sospechoso en el cubículo de Ada. Desde lejos me parecía una garrapata, pero me extrañó que estuviera en el suelo. Efectivamente, era una garrapata, y estaba caminando por la alfombra, con lo que supongo que el collar antiparasitario que lleva Ada hizo su efecto. Tras pisarla con todas mis ganas y darme cuenta que la tía seguía viva, la cogí con un papel y la tiré al WC, donde también nadaba tan ricamente. Hay que ver lo duros que son estos putos bichos. Confiando en que fuera la única y que si no, el collar haría su función, nos fuimos a darle a la raqueta.

Este día, además, Sandra tenía actividades extra-excolares, consistentes en ir a ver un partido de los Dodgers, a la cual me uní encantado. Todo lo que sea ver deporte en vivo, me mola.

Previamente al partido, estuvimos comiendo con su grupo en un restaurante etiope, ya que una de las compañeras de Sandra, era de allí (de Etiopía, no del barrio donde estaba el restaurante) y nos quería enseñar sus costumbres gastronómicas. El restaurante nos gustó bastante y también nos pareció bastante genuino, ya que no nos pusieron cubiertos, sino siguieron el estilo de ellos, que parece ser que es comer con los dedos siempre acompañado de un pan blando, al estilo de un crep.

Tras la comida, nos tomamos un café en una franquicia estilo Starbucks y nos dirigimos al estadio de los Dodgers, que jugaba contra los Cubs de Chicago, no sé muy bien el qué. La temporada de baseball es larguísima y me parece que el partido que vimos era del final de la fase regular, pero no decisivo para nada.

El campo de los Dodgers es bastante espectacular, aunque acostumbrado al Bernabéu, me pareció un poco 'pequeño' (la capacidad de este estadio, me informé que era de 55.000 personas, aunque a mi me pareció más pequeño)

Aquí estamos Sandra y yo en el campo de los Dodgers, momentos antes de empezar el partido.
Era mi segundo partido de baseball en vivo, ya que en el 93, cuando estuve con mi primo Arturo en Florida, fui a otro de los Marlins de Miami con mi familia por parte de madre que vive allí (envío desde aquí un recuerdo muy afectuoso para todos ellos ya que son unas personas estupendas). Para los que no hayáis visto nunca baseball, os diré que es un deporte de lo más curioso y bastante alejado de lo que se ve en las películas. Para empezar: No la dan CASI NUNCA. Esto puede parecer una exageración pero el mejor bateador del equipo local, que tenía una musiquita propia cada vez que le tocaba batear, no llegaba al 35% de acierto. Segundo: Me parece un deporte mal pensado. Sé que un europeo, que no tiene ni idea, no debería decir esto, pero me explico... Las pocas veces que le dan a la bola, le meten un estacazo que da gusto verlo, pero si la pelota cae dentro de los límites del campo SIEMPRE la coge el equipo defensor al vuelo, lo que significa eliminación directa del bateador. Sin embargo, y aquí está la paradoja, si la dan un poquito más fuerte, la pelota se sale fuera del campo (cae a la grada) y eso supone que el equipo bateador haga carrera con todos los jugadores que estuvieran en ese momento en las bases (normalmente ninguno, he de decir). Es decir, la diferencia entre el éxito total y el fracaso estrepitoso del bateador, puede estar en 5 centímetros, los que separa la valla del campo con la grada. Por último y ya dejo el temita del béisbol, es un deporte que prima muy poco el estado físico y mucho la precisión, por lo que hay bastantes jugadores entrados en kilos, lo que no dice mucho de un deporte de élite.

En fin, que ese día tuvimos suerte, y al menos vemos 6 carreras en total (ganaron los Dodgers 5-1).

Otra cosa que me sorprendió mucho en su día, es lo deportiva (o quizá poco emocional) que es la afición aquí comparada con España. La primera vez que fui a ver el béisbol, el equipo local, los Marlins, perdieron, pero la gente salía del estadio contenta, o al menos, nada afectada por que su equipo hubiera perdido. Vamos igualito que cuando el Madrid pierde en el Bernabéu (o incluso fuera) que salimos todos sin ganas de cenar y con el ánimo tocado para unas cuantas horas/días.

En fin que después de la experiencia del partido, que por cierto, son larguísimos (entre lo poco que la dan, y que son 9 turnos -inners- los partidos se eternizan), pusieron en el campo unos fuegos artificiales, que no tuvieron nada que envidiar a los del 4 de julio, es más, fueron mejores, ya que los vimos cómodamente sentaditos y sin cabezas delante. Además yo creo que duraron más...

Como se hizo tardísimo, la experiencia no dio para mucho más que volver a casa tras unos debates sobre el sistema educativo en USA con los rusos y la etiope (estudiantes aquí) en la furgoneta, mientras esperábamos a Mie (la japonesa) que había olvidado que los seguratas le habían requisado su termo de diseño a la entrada del partido y tuvo que volver a por ella (sin éxito, por cierto).

Una experiencia más. Tengo ganas de ir a un partido de Football y a otro de basket antes de volverme a España.

jueves, 30 de agosto de 2012

¡Escondido! ¡Encontrado!


¡Cómo pasan los días... cómo aviones!

Te despistas un poco, y resulta que llevas días y días sin escribir, teniendo todo el tiempo del día disponible. Es increíble cómo va cambiando el concepto y el valor del tiempo según te vas haciendo más mayor.

Como tengo un retraso importante en el blog y ya también estoy asumiendo (por fin) que esto de escribir todos los días es como la tarea de Tom Cruise (Misión Imposible), voy a ver si cuento un poco lo que ha resultado relevante desde mi última entrada.

Estamos a finales de agosto (hoy es 24) y me remonto a nuestras andanzas al día 2. Ese día estuvimos saldando cuentas con Malibú, tras nuestra última y penosa esperiencia por allí. Este día teníamos que conseguir hacer un plan de ruta y playa. La ruta fue por Corral Canyon y como se me olvidó llevarme el GPS, recogí la ruta con la aplicación de Google de My Tracks que, la verdad es que está muy bien como sustitutivo.

La ruta era bastante seca, como es normal a estas alturas del año y nos hizo algo de calor, pero soportable. Como quiera que no fue muy larga y que en el camino de vuelta las vistas fueron bastante chulas, la sensación que tuvimos es que mereció la pena.

Ruta por Corral Canyon.
 Acabada la ruta, nos tomamos un pescadito (la ya famosa Tilapia) en un garito de carretera que estaba al lado del comienzo y fin de la ruta (Malibu Seafood), y en el que pudimos apañar a Ada en la terracita. El sitio, ni fú ni fá, pero hizo su función, aunque no tenían cerveza... (nos tomamos el placebo de la sin alcohol, gracias a que Sandra se dio cuenta de que al menos tenían esta).

Después del refrigerio, nos dispusimos a encontrar la playa de Escondido, esta vez me había documentado mejor visto el desastre de la vez anterior. Aparentemente, el acceso estaba en Escondido Beach Rd, pero tras recorrérnosla entera (era una calle privada), no había acceso a la playa de ninguna manera. Deshicimos nuestros pasos y entramos por una puerta que vimos que tenía trasiego de gente. En la playa decía que no estaban permitidos los perros, pero como vimos varios, hicimos caso omiso esta vez al cartel. Caminamos un poco hacia el norte por la playa, y efectivamente, estaba plagada de perros ¡Habíamos encontrado Escondido al fin!

En la playa de Escondido, al fin encontrada. No hay que jurar que tenía bastantes algas
La playa era muy chula, como el acceso era bastante complicado (como ya he relatado), estaba bastante vacía, y además era una playa bastante salvaje, con un paisaje muy chulo. Esto en lo que se refiere a la parte bucólica. En la parte práctica, la playa estaba petada de algas, bastante revuelta y con presencia de medusas (muertas) en la orilla. 

Pero bueno, hice de tripas corazón para seguir con la terapia de baño de Ada, y me metí en este mar tan poco apetecible, para ir quitándole el miedo a la perrita.

A la perra, las algas, ciertamente le dan bastante igual, ella tenía su cruzada con las olas, que es lo que realmente le acojona. Sandra, en esta ocasión, decidió seguir los toros desde la barrera. Este día, desde el punto de vista de la terapia de la perrita fue todo un éxito, ya que conseguí que se metiera e incluso que nadara, pese a las olas, las algas, las medusas, la arena... En fin que la jornada de playa se saldó perdiendo un frisbi (increíble, lo tiré, se lo tragó una ola y desapareció) y con unos puntitos más de confianza de Ada para con el mar.

Decidimos poner rumbo de vuelta a casa, que ese día jugaba el Real Madrid contra el equipo local, Los Ángeles Galaxy, el primer (y único) partido que he visto en horario vespertino.

Tras el partido, pusimos fin al jueves con bastante buen sabor de boca. También el Madrid cumplió su parte, paneando a los paisanos por 5-1.

miércoles, 15 de agosto de 2012

Pasan los días

Siguen pasando los días por esta lejana tierra y ya hay menos cosas que contar (que no se haya contado antes).

La semana del 30 de julio, comenzó con nuestra habitual sesión matinal de tenis. Tras llevar a la niña al cole, hice los habituales recados de marujito y de paso, también me acerqué a Ross (dress for less) para a ver si encontraba algo para el santo (inventado) de Sandra, que no me sé cuándo es, porque como es inventado, pues es lo que tiene... En Ross, la verdad es que es raro no encontrar nada, así que encontré una camiseta bastante chula de Puma, para nuestros tenis matinales. Luego, para seguir con las cosas de las niñas, me acerqué a un Target que hay al lado, para comprar una correa a Ada susceptible de ser atada al cinturón, para los días que me la lleve a correr (poco, eso sí, que es delicAda). El lunes pasó sin demasiada novedad más que  contar.

El martes 31J, de nuevo comenzamos la jornada dándole a la raqueta. Luego, me pasé por el centro comercial de al lado de casa, porque se me fastidiaron las cascos del MP3, y me compré unos que no valen para cuando salgo a correr, porque son de los que se meten en la oreja, y cuando vas corriendo, se salen. Necesitaba unos de los que tienen una especie de pinza para que se queden colgando en la oreja. Me pasé por el Best Buy, que es como el MediaMrkt de aquí, pero que para mi gusto, está bastante peor, tanto en surtido como en precios (teniendo en cuenta que aquí, en teoría todo lo tecnológico está un poco más barato, porque por regla general cuesta lo mismo en $ que en España en €, es decir que te ahorras lo que permite el tipo de cambio €/$. Es cierto que cada vez es peor, como bien sabemos). Conseguí los cascos, que aunque tampoco son una maravilla cumplen con el objetivo de no caerse de la oreja.

Por la tarde, como buen martes, fuimos al cine. Seguimos con nuestra política de películas fáciles, y esta vez fuimos a ver Brave. Por regla general la entendimos bastante bien, con lo que nuestra siguiente parada en el japonés, fue acompañada de algo de satisfacción por nuestro creciente "bilingüismo". Por cierto, los cocineros del japo ya nos conocen y nos saludan alegremente al vernos...

El miércoles, cambiamos de mes, ya estamos en el primero de agosto, ya casi dos meses de aventura por tierras yankees.

Como no puede ser de otra forma, comenzamos el día con nuestra sesión de tenis, que joder, como no mejoremos después de tanto sartenazo, va a ser para cortarnos los genitales...

Después del tenis, felicitamos a Belén, que era su cumple, y 'pal' cole. Después del cole, también estuve hablando con Yagueto, que le pillé conectado a Skype. Ese día tuve doble sesión de tenis, ya que quedé con Luis para darle después de dejar a Sandra en el colegio. Ese día jugamos a las 14:00 y hacía un calor importante y me dio una medio pájara. Vamos que jugué fatal y no tuve ninguna buena sensación en la sesión doble. Por la tarde , nos dimos una vueltecita con Ada un poco más larga de lo normal y cerramos el día viendo K-Pax, que la compré hacía unas semanas, sin saber que los DVDs americanos no valen en España...


domingo, 12 de agosto de 2012

Hermosa beach

Llegó el sábado, 28 de julio, y tras la aventura de secano del día anterior, decidimos tener un día de playa. Como todavía nos falta conocer la de Hermosa Beach, allí que nos dirigimos.

Hace un día muy bonito, y la verdad es que la zona nos gustó mucho. Nos costó un poco aparcar, así que dejamos el coche un poco lejos, no por falta de sitios, sino porque eran todos de pago.

Nos dimos un paseito hasta la "zona caliente" donde vimos un montón de bares con terraza, todos bastante petados. Ese día había una competición de Beach Volley, por lo que la playa por esa zona estaba llena de gente y probablemente por eso, también lo estaban los bares y restaurantes.

Hermosa Beach. Al fondo la calle principal y más al fondo, la playa.
Nos dimos un paseíto por el paseo marítimo, practicando un poco nuestro each other english (al final, lo estamos haciendo bastante, aunque suene ridi, dedicamos al menos una hora al día a hablarnos en inglés entre nosotros), y llegamos al final de la playa, es decir al límite con Redondo Beach. Decidimos que ya estaba bien, y emprendimos el camino de vuelta hacia el malecón de Hermosa.

Hacemos paradita en la playa, jugamos un poco a las palas y cuando cogemos un poco de calor, ¡nos damos un baño! Esto como ya he comentado alguna vez es un poco noticia, ya que habitualmente o no hace calor, o el agua está muy revuelta, o el mar muy bravo, o hay algas, o el agua está muy fría, o todo a la vez.

La experiencia del baño en esta playa nos gusta, y tras secarnos vamos en busca de un lugar para comer algo, en plan nuestro aperitivo español.

Acabamos en un Sport Bar, muy ruidoso en el que coincidimos con una especie de despedida de solter@. Por cierto, en esta zona vimos más gente tipo vigilante de la playa que en ningún otro sitio hasta el momento. También con bastante intervención de la cirujía.

Bueno, tras la paradita en el sports bar, donde las cosas que nos pusieron de comer no nos convencieron mucho, por escasas (raro aquí) y excesivamente picantes (Chiqui, aquí tu triunfarías), nos dirigimos de vuelta a casa, que estábamos escasos de algunas provisiones, la más destacada, la del zumo de naranja, ya que el último que compré estaba pésimo, con un sabor a pie, inexplicable.

Aprovechamos para hacer una parada técnica en Big Lots para anticiparnos al problema que nos pudiera ocasionar el inminente celo de la perra, es decir, que no manchara la moqueta de la habitación donde duerme, que ya sólo nos faltaba eso. Compramos una colcha color lila que nos recordó inevitablemente a Eva Nieto, que usaríamos para forrar literalmente el habitáculo de la perrita.

Llegamos así al domingo 29 de julio, que comencé con una carrerita algo más larga de lo habitual, por la zona residencial de la universidad de Loyola, es decir, más o menos por donde me gusta correr habitualmente.

Después tocó la tarea de forrar la habitación de Ada, lógicamente esto supuso una limpieza en profundidad previa, ya que no iba a hacer la cerdada de colocar una colcha sobre un colchón de pelos. El resultado final fue bastante aceptable, ya que el tamaño de la colcha encajaba bastante con el tamaño de la habitación. Hala, una preocupación menos.

La casa de Ada con la protección anti-celo
Después de las marujeces dominicales, fuimos un rato a nuestra playa más cercana, Playa Vista, que ya lo habré dicho, que nos gusta mucho, porque como no tiene un acceso muy fácil para los coches, suele estar bastante vacía.

Después de estar en la playita un rato, ya nos volvimos a casa, a hacer la cena, que al día siguiente Sandra tiene clase. Ese día hice una pedazo tortilla de vegetales varios, que quedó bastante buena.

Ponemos rumbo al lunes de la semana que finalizará con el mes de julio.

miércoles, 8 de agosto de 2012

Parque Griffith

De nuevo, me he quedado unos cuantos días estancado con el blog, voy a ver si consigo recortar un poco la distancia temporal entre las entradas y la realidad.

El viernes, 27 de julio, como Sandra no tiene clase, decidimos ir al parque Griffith, que a mí me suena un poco como la escuela de Harry Potter.

Sandra ha investigado y parece ser que es uno de los parques urbanos más grandes de USA y además, este sí, admite perros.

El parque efectivamente es muy grande, y me recuerda un poco al concepto de la Casa de Campo, es decir, un parque que en muchos momentos no lo parece, sino que parece que estás en un monte por ahí.

Conseguimos un mapa bastante decente y nos ponemos en camino de hacer una ruta de aprxoimadamente 10 kilómetros. No hace mucho calor, pese a nuestras horas domingueras, y nos ponemos en marcha. Me da una pequeña pájara de bajada de azúcar, pero Sandra ha llevado unas manzanas, que siempre me funcionan de maravilla para equilibrar los niveles de azúcar satisfactoriamente. Curioso lo de la manzana. Es la fruta que mejor me sienta, y una de las que más pereza me da comer.

El parque en cuestión está muy bien, porque básicamente, es un monte en mitad de la ciudad, con lo que a medida que vamos avanzando en la ruta, obtemos unas vistas de lo más chulas. Eso sí, vemos una campana marrón que deja la que tenemos en Madrid en la categoría de aficionados. Es tal que pensamos que podría ser arena del desierto en lugar de contaminación.

Vista del downtown LA con la campana marrón incluída
Coronamos nuestro objetivo sin demasiado esfuerzo en ninguno de los componontes de la expedición, lo que en el caso de Ada, es de agradecer. Hacemos unas fotitos de las vistas de las diferentes partes de la ciudad y vemos que desde esta posición también se ve el cartel de Hollywood, pero queda bastante lejos para continuar la ruta, con lo que decidimos dejar esa ruta para otro día y emprender el camino de vuelta, pero de forma circular (es decir, sin volver por el mismo camino).

He de decir, que por regla general, los mapas que hay aquí de senderos, siempre están incompletos y aparecen siempre alternativas inesperadas que pueden llevarte a confusión, como nos pasó ya el día que hicimos la ruta de la gruta. Aquí, me pasó al principio de la ruta, pero luego ya aprendí la lección, y en lugar de confiar ciegamente en el mapa, empecé a mezclarlo con el sentido común, que suele fallar poco.

Así, llegamos de nuevo al cochecito, no sin antes pasar por un tramo inesperadamente difícil para la rodilla de Sandra (la de los ligamentos maltrechos), que está recuperando la fuerza a base de bien.

Dejo un enlace a las fotos que hicimos del parque y también el habitual para ver la ruta completa.

Emprendimos camino de vuelta con los habituales retenciones, pero tampoco demasiadas.

Después de la aventura, se nos ha hecho la hora de la merienda, sin haber comido, con lo que decidimos darnos un homenaje por Culver City.

Tras brujulear un poco por nuestro Downtown, vemos que el restaurante que habíamos pensado, el Fraiche (porque nos lo recomendó un paisano un día que queríamos comer una hamburguesa. Por ahí andará, en alguna entrada de blog pasada...) estaba cerrado, por lo que toca re-improvisar.

Tras pasar por delante de todos y analizar nuestros feelings, decidimos parar en un brasileño, llamado Libra, que le dió buen feeling a Sandra, en el que vimos desfilar una serie de piezas de carne que tenían muy buena pinta.

El resultado fue un éxito total, un poco carete, pero tampoco demasiado, teniendo en cuenta que era una barra libre de carne de excelente calidad, lo que se denomina un rodizio (concepto que yo desconocía hasta ese día, he de reconocer).

Con la barriga bien llena, y por tanto muy contentos, emprendimos el camino a casa, viendo en los bares la ceremonia de inauguración de las Olimpiadas que empezaban ese día y que pese a estar en diferido, aquí habían conseguido que pareciera puro directo.

Por cierto, a la vuelta, pasamos de nuevo por el Fraiche para ver porqué estaba cerrado, y de paso, cogimos un par de vasos que se habían dejado allí, abandonados en un mueble, para nuestros zumos matinales... Todavía no hemos perdido el espíritu español de "¡a casa, una piedra!"

miércoles, 1 de agosto de 2012

Weekdays

Aunque no esté trabajando, el curso de Sandra va creando una rutinilla semanal.


Lunes, día 23 de julio. Comenzamos la semana dándole un poco al tenis a primera hora (de 9 a 10:15 aproximadamente).


Luego, tras dejar a la niña en el cole, me paso a marujear un poco por Ralphs que nos estamos quedando sin algunos víveres. Después toca sesión de lavandería, que la incluyo aquí porque en este día aprendo a poner la secadora varios ciclos seguidos, que aunque parezca una sandez, no lo es ni de coña, ya que ya no hace falta bajar veinte veces a ponerla (normalmente hacen falta dos -o tres- ciclos de secadora).


Por la tarde, ya con Sandra, intentamos comprar un bañador, que sólo he traido uno primero en Ross (no tienen) y luego en Target (no tienen mi talla). Por tanto, 'agua'.


El día no da para mucho más que cena casera y algo de TV.


El martes (24Jul), seguimos con nuestra rutina tenística matinal y después de dejar a Sandra, sigo con la búsqueda de mi bañador, esta vez en solitario. También aprovecho para seguir buscando un cubo*, tema que merece una mención especial.


Me acerco al Target que hay en el centro comercial de al lado, confiando en encontrar el bañador que vimos el día anterior de mi talla y efectivamente, en este, que es más grande sí lo tienen.


Me paso sin mucha fe por la parte de la limpieza, y ¡MILAGRO! ¡Hay un cubo con escurridor! Mi teoría, es que como aquí hay un montón de latinos, a lo mejor han importado la demanda de este utensilio tan útil, por otro lado.


Cuando llego a casa, resulta que la fregona que hemos comprado es gigante y no cabe en el escurridor... joder


Los martes, como he contado en otras entradas, el otro centro comercial (el Promenade) tiene día del expectador, así que por la tarde nos vamos a ver la de Prometheus, que en el día en el que estoy escribiendo creo que no ha llegado a España.


La peli, es de Ridley Scott, cosa que no sabía, y que siempre da una cierta confianza. A mí me gustó bastante y a Sandra, bastante menos. Aparte de nuestras habituales pérdidas de algún diálogo que otro, parece que la película en sí deja bastantes cabos sueltos (creo que adrede), con lo que entre los unos y los otros, salimos con bastantes incógnitas sin resolver. En fin que como fin de fiesta, nos fuimos al japonés del centro comercial (el Kabuki) que ese día estaba abarrotado no se sabe por qué. Pensamos en si sería fiesta al día siguiente o algo, pero lo descartamos enseguida porque aquí nunca es fiesta.


Así llegamos al miércoles, 25J, con más tenis (al final de estos seis meses espero que mejoremos algo, también en esto), y la novedad de la mañana es que la tarjeta de crédito que estamos usando aquí se nos ha bloqueado. El tema no me preocupa mucho, porque es del banco de Sandra y estoy seguro que en esta ocasión en casa del herrero cuchara de acero.


La novedad marujil es que por fin puedo comprar especias a un precio normal (1$ cada una) en mi ya querido Big Lots!,  ya que aquí en todos los sitios se les ha ido la olla y no las ves por menos de 4$.


De vuelta a casa tras verificar que la tarjeta no paga ni en la gasolinera, ni en el citado Big Lots, ni tampoco en Sprouts, mi última parada para abastecer la nevera.


De vuelta a casa conozco a un nuevo vecino, este es de origen francés (Claude), pero lleva aquí desde los dos años, con lo que es yankee total. Como es habitual aquí, es bastante majete y me pregunta un poco por todo y yo también un poco también a él. No dejo constancia de la conversación porque fue un poco intrascendente, la verdad.


Por la tarde, decido dar una minicarrera con Ada, para probar cómo va de sus patas y también porque hace días que no hace ejercicio y la hemos notado un poco hiperactiva (pesadita) por las noches. La perra responde bien, con lo que decido que voy a tener que buscar una correa más adecuada que la que he traíado, para poder llevarla más días.

El miércoles finaliza sin mucha más novedad, ya que cenamos en casita que ya habíamos corrido el tacón el día anterior.


El jueves, último día de la semana colegial, seguimos dándole al tenis (ya digo yo que algo tendremos que mejorar), aunque a Sandra, le ha salido una ampolla en el pie de tanto darle al tema de la raqueta (además, con un calzado inapropiado, por otra parte). Tarea nueva: hacernos con el botiquín mínimo, que aquí no tenemos de ná y la noche anterior, tuve que abrir la ampolla con las tijeras de las uñas y desinfectarla con una colonia de Oriflame de esas que vende mi madre (Chiquiriqui).


Pese a la ampolla, Sandra que es muy sufridita, juega al tenis antes de clase. Después me dedico a la solución de tareas marujiles visitando la tienda de chinos (para comprar alfileres -para pinchar ampollas- y una fregona un poco más pequeña), y después, para ver cómo abastecer el botiquín, hago una tourné por Big Lots, Sprouts, Albertson, el CVS de al lado, Marshalls (aquí no entré por lo del botiquín, pero sí a cotillear un poco) y finalmente, al CVS de al lado. Tarea del botiquín cumplida con los mínimos.


Después me dedico a chapucear un poco en la casa, ya que el cable de la antena está fatal puesto y la perra cada vez que sale de su casita se tropieza con él (y también nosotros). Como el material que he comprado para pegar la antena a la pared es del chino, no tarda ni media hora en despegarse...


El jueves no dió para mucho más, ya que la tarde la pasamos de forma caserita sin demasiada andanza que contar.


Al día siguiente, Sandra no tiene clase, así que tenemos fin de semana largo a la vista...


*El cubo
Resulta que aquí los yankees, tienen varias maneras de fregar (parece) ya que tienen fregonas del tipo español, y también tienen una tipo mezcla mopa-esponja. Para la primera, curiosamente, tienen la fregona, pero no hay dios que encuentre un cubo con escurridor, con lo que barajábamos el adaptar uno de comida a un cubo normal, cosa que iba a salir mal seguro. No entiendo qué coño hacen con la fregona una vez la mojan -o la mejor no la mojan y la usan para sacar brillo...-
Para la segunda opción, la fregona se auto-escurre con un mecanismo, pero la que tenemos en casa huele mal y además deja todo encharcado (vamos que escurre de pena) y las nuevas son un timo. Total que el hecho de encontrar un cubo con escurridor me ha llevado por todos los supermercados, tiendas varias y chinos sin éxito. Cierro aquí el inciso sobre el cubo.