domingo, 12 de agosto de 2012

Hermosa beach

Llegó el sábado, 28 de julio, y tras la aventura de secano del día anterior, decidimos tener un día de playa. Como todavía nos falta conocer la de Hermosa Beach, allí que nos dirigimos.

Hace un día muy bonito, y la verdad es que la zona nos gustó mucho. Nos costó un poco aparcar, así que dejamos el coche un poco lejos, no por falta de sitios, sino porque eran todos de pago.

Nos dimos un paseito hasta la "zona caliente" donde vimos un montón de bares con terraza, todos bastante petados. Ese día había una competición de Beach Volley, por lo que la playa por esa zona estaba llena de gente y probablemente por eso, también lo estaban los bares y restaurantes.

Hermosa Beach. Al fondo la calle principal y más al fondo, la playa.
Nos dimos un paseíto por el paseo marítimo, practicando un poco nuestro each other english (al final, lo estamos haciendo bastante, aunque suene ridi, dedicamos al menos una hora al día a hablarnos en inglés entre nosotros), y llegamos al final de la playa, es decir al límite con Redondo Beach. Decidimos que ya estaba bien, y emprendimos el camino de vuelta hacia el malecón de Hermosa.

Hacemos paradita en la playa, jugamos un poco a las palas y cuando cogemos un poco de calor, ¡nos damos un baño! Esto como ya he comentado alguna vez es un poco noticia, ya que habitualmente o no hace calor, o el agua está muy revuelta, o el mar muy bravo, o hay algas, o el agua está muy fría, o todo a la vez.

La experiencia del baño en esta playa nos gusta, y tras secarnos vamos en busca de un lugar para comer algo, en plan nuestro aperitivo español.

Acabamos en un Sport Bar, muy ruidoso en el que coincidimos con una especie de despedida de solter@. Por cierto, en esta zona vimos más gente tipo vigilante de la playa que en ningún otro sitio hasta el momento. También con bastante intervención de la cirujía.

Bueno, tras la paradita en el sports bar, donde las cosas que nos pusieron de comer no nos convencieron mucho, por escasas (raro aquí) y excesivamente picantes (Chiqui, aquí tu triunfarías), nos dirigimos de vuelta a casa, que estábamos escasos de algunas provisiones, la más destacada, la del zumo de naranja, ya que el último que compré estaba pésimo, con un sabor a pie, inexplicable.

Aprovechamos para hacer una parada técnica en Big Lots para anticiparnos al problema que nos pudiera ocasionar el inminente celo de la perra, es decir, que no manchara la moqueta de la habitación donde duerme, que ya sólo nos faltaba eso. Compramos una colcha color lila que nos recordó inevitablemente a Eva Nieto, que usaríamos para forrar literalmente el habitáculo de la perrita.

Llegamos así al domingo 29 de julio, que comencé con una carrerita algo más larga de lo habitual, por la zona residencial de la universidad de Loyola, es decir, más o menos por donde me gusta correr habitualmente.

Después tocó la tarea de forrar la habitación de Ada, lógicamente esto supuso una limpieza en profundidad previa, ya que no iba a hacer la cerdada de colocar una colcha sobre un colchón de pelos. El resultado final fue bastante aceptable, ya que el tamaño de la colcha encajaba bastante con el tamaño de la habitación. Hala, una preocupación menos.

La casa de Ada con la protección anti-celo
Después de las marujeces dominicales, fuimos un rato a nuestra playa más cercana, Playa Vista, que ya lo habré dicho, que nos gusta mucho, porque como no tiene un acceso muy fácil para los coches, suele estar bastante vacía.

Después de estar en la playita un rato, ya nos volvimos a casa, a hacer la cena, que al día siguiente Sandra tiene clase. Ese día hice una pedazo tortilla de vegetales varios, que quedó bastante buena.

Ponemos rumbo al lunes de la semana que finalizará con el mes de julio.

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