Ya paso de decir, que voy a ser conciso, luego no lo soy.
Una vez en el parque cogimos un sitio decente, y nos dispusimos a ver los fuegos. El parque la verdad es que estaba bastante lleno, pero la gente cogía el sitio en el césped, con sus mantitas y demás (a veces en sitios pésimos, con árboles delante), pero las avenidas, estaban con bastante sitio. Decidimos ver los fuegos de pie, que la verdad es que se veían mejor y tampoco (en nuestro caso) iba a ser tanto tiempo.
Esta entrada corresponde a los días 3 y 4 de julio, éste último como todo el mundo sabe, aunque sea por la peli de Tom Cruise o por la de Will Smith, día de la independencia de EE. UU. del colonialismo británico.
El día 3, martes, estrenamos las raquetas. Enfrente de casa, en el parque de Fox Hills tenemos 3 pistas de tenis y cuatro de gili-mini-tenis, que son gratis, luz incluida. Acojonante que nuestros tenistas sean mejores que los de aquí, con lo difícil y caro que lo tenemos en España para jugar al tenis. El hecho es que cuando bajamos, están ocupadas las tres pistas de tenis, y nos tenemos que meter en una de gilitenis, al menos para estrenar las raquetas y que nos sirva un poco de metadona.
Aquí, no sé si lo he comentado antes, no existe el pádel (buena oportunidad de negocio el introducirlo), sino una especie de cancha mini de tenis, en la que muchos juegan con raquetas de pádel, pero que parece que se juega con unas raquetas ridículas de madera, similares a las palas de playa. No se juega con las paredes (no tiene de hecho), sino que es una mezcla de tenis y ping-pong. Como el juego es una gilipollez, no lo juega ni Cristo y las canchas suelen estar vacías, excepto en la playa de Venice (donde también hay) y que yo creo que están llenas porque esa zona es un hormiguero de gente.
El hecho es que estrenamos las raquetas jugando un rato en la mini cancha y decidimos empezar una rutina de jugar de 9 a 10 los días de clase, ya que el horario de Sandra habitual será de 11 a 16h. La experiencia de jugar ahí, es buena, por el hecho de ser el estreno de las raquetas, pero a partir de aquí, intentaremos no repetirla. Aún así, no sé cómo, hemos sudado un poco en la pista de Pin y Pon.
Tras la experiencia placebo, acerco a Sandra a sus clases y después aprovecho para pasar el aspirador al coche que está lleno de pelos de Delic-Ada y a echar gasolina. Luego me acerco a Trader's Joe, aunque compro poca cosa.
Por la tarde, decidimos ir a visitar el bar que tenemos más cercano, en el mall de Westfield, el BJ's (para nuestros amigos de Cantabria, no, no es una sucursal del que hay en Comillas). El lugar es muy grande, y la barra está petada, con lo que nos tienen que sentar en una mesa para tomar nuestras cervecitas del aperitivo vespertino. El lugar no nos gusta mucho, ya que nos recuerda a un VIPS, y de todos es sabido que este sitio no es el preferido para tomar una cerveza. Así que, otro lugar que conocemos, y otro lugar que descartamos.
Previamente, hemos ido al DVD-club y hemos cogido Batman Begins (no la idiotez que hizo Tim Burton con Michael Keaton subido en unas calzas y relleno de gomaespuma para poder interpretar el papel con dignidad), ya que están a punto de estrenar la tercera parte y Sandra no ha visto las dos anteriores. Tras ver la peli, damos por finalizado el día.
Y llega el 4 de julio (día de fiesta nacional, claro) que comienza dando pruebas de lo pequeño que es el mundo, y más ahora que está globalizado. Resulta que nuestro casero, que tiene una empresa de internet, ha estado en España y ha conocido a mi amiga Estela, en una presentación de su producto y su posible uso para las TV. De risa.
Tras la anécdota, para celebrar el día, me propongo llegar a la playa corriendo, con lo que quedo con Sandra allí para que me venga a buscar que hoy no tiene clase. Aquí coloco el enlace de la carrera, que la verdad es que me gustó mucho. No sólo no tuve que cruzar apenas calles grandes, sino que además el acabar en la playa me dió muy buen rollo. Además, este día me llevé el bañador en la mano y cuando acabé la carrera, por fin, me dí un bañito en la playa, ¡el primero de este viaje! Aunque la experiencia de bañarse en el Pacífico, pese a lo que parece en las pelis, no es la mejor del mundo (el agua está bastante fría, suele estar muy batida con la arena, y además lo normal es que haya algas), este día me resultó muy molona. Hacía muy bueno tenía calor y la satisfacción de haber cumplido este retillo. Por cierto, la llegada a la playa es bastante dura, ya que justo antes de llegar, hay un monte que no hay dios que evite, ya que cuando acaba el monte comienzan los terrenos del aeropuerto, que están vallados. Así que si quieres llegar a la playa del rey, tienes que subirte una buena cuesta antes.
Tras el baño, me voy al punto de encuentro con Sandra, momento en el que un policía nos llama la atención porque hemos parado (exclusivamente para recogerme) en una zona en la que no se puede parar. Qué pejigueritos son estos yankees...
En fin, que llegamos a la tarde del gran día para ellos. He de decir que en mi carrera matinal he visto una notable actividad en las zonas residenciales, que no se ven otros días de fiesta. La gente se junta para hacer barbacoas, e incluso, he visto varias calles cortadas como para hacer pequeños desfiles vecinales.
Tras habernos ilustrado sobre qué hacer en la tarde del 4 de julio, parece que aquí lo normal es juntarse en algún lugar para ver los fuegos artificiales que preparan para la ocasión. Decidimos ir a un sitio de playa, que lucirán y molarán más, así que nos dirigimos (bastante tarde) a la zona de Marina del Rey, en concreto al Burton Chace Park. Los yankees hacen de ver los fuegos un plan de toda la tarde y en todas partes recomiendan que tengas el coche aparcado a las 18:00 (los fuegos empiezan a las 21:00) que los parkings se llenan. Nosotros como buenos españoles, salimos de casa alrededor de las 20:00, eso sí, con la intención de no aparcar muy cerca, por la evidente imposibilidad y para no quedarnos atrapados en el tráfico cuando acaben los fuegos.
Así que ataviados con nuestros adornos comprados en el chino, consistentes en sendas cintas del pelo, una bandera para poner en la ventanilla del coche (esto me evoca directamente a mi padre, emprendedor incansable que ya hace años trató de introducir esta idea en España, pero se encontró con mentes rígidas que no confiaron en ella) y un par de chapas. La verdad es que la bandera no la pudimos poner en el coche porque tiene esas extrañas piezas cortaviento en las ventanillas que no nos permitían colocarla, pero bueno, la llevamos en la mano...
Llegamos al mogollón con calles cortadas, parkings petados y comenzamos a callejear por zonas residenciales un poco alejadas del epicentro pirotécnico. Aparcamos como a las 20:20 en la calle Hager, que lo detallo aquí, porque a ambos nos recordó a mi cuñado (Hagencito, ¡ahí queda eso!). La verdad es que estábamos muy contentos de haber conseguido tener solucionado el tema en poco más de 20 minutos, cuando la peña estaba posicionándose desde hacía horas. Para llegar al parque comenzamos a seguir a dos señoras (tipo las chicas de oro) muy resueltas, que caminaban a buen paso con sus respectivas zapatillas de deporte de alta gama, y que indudablemente, nos iban a llevar al mejor sitio posible para ver los fuegos.
Esta foto ilustra nuestras andanzas del 4J, banderita incluida |
Tras hacernos unas fotitos y algún vídeo, vimos los fuegos, que por cierto, estuvieron bien, pero están todavía lejos de la calidad que tienen los nuestros. Acabada la fiesta, nos volvemos andandito hasta el coche, mientras vemos los monumentales atascos que se están formando y desde nuestra querida calle Hager, emprendemos el camino a casa sin ninguna retención. Spanish power!
Fin del 4 de julio, mi segundo en EE. UU. (el primero fue en el 93, con mi cousin Arturo, aquella vez en Miami acompañados de la familia de mi madre que vive allí, a la que siempre estaré agradecido por su hospitalidad, por cierto).
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