Llegamos al viernes 13 (¡uuuh que miedo!) de julio, como Sandra no tiene clase, decidimos irnos a triscar un poco algún monte de por aquí.
Como los yankees no ponen fácil el pasear con perro (como ya comenté en una entrada anterior), invertimos un buen rato en buscar dónde podemos ir de entre todos los lugares que admiten perro.
Tras un buen rato delante del ordenador, decidimos ir a Cheeseboro Canyon que dentro de los sitios que admiten perro, parece de los más grandes y no está muy lejos.
Salimos de casa, con una temperatura agradable, como siempre (unos 70 ºF, que vienen a ser unos 20º), pero según nos vamos acercando al destino, empezamos a notar un calor desconocido hasta ahora.
Cuando llegamos la temperatura está en los 100 ºF (cerca de 40º). Total que según salimos del coche, la perra ya está jadeando que parece una locomotora... malos augurios para este paseo.
Pese a todo lo intentamos, pero como el Google Maps (por segunda vez) nos ha dado mal el lugar de entrada, tenemos que brujulear un poco para situarnos y además no estamos cerca de la zona de servicios del parque. En fin, que hacemos lo que podemos, pero por la salud de Ada, que ya sabemos que no es muy fuerte que digamos, decidimos poner fin a la aventura de forma prematura. Aquí dejo un enlace de la ruta. La perra se bebe todo el agua que llevamos, y menos mal, que si no no llega de vuelta al coche.
Con el plan de ruta abortado, al menos, estamos en una zona bastante chula (Agoura Hills), con lo que decidimos hacer una parada para nuestro aperitivo comida en un sitio que tenga terraza. Encontramos un italiano con terracita (Maria's Italian Kitchen) y tras negociar el que el perro pueda estar con nosotros -al final fuera de la terraza, pero al lado- La experiencia en la terracita, tomando unas cervecitas y una pizza crujiente multi-ingrediente compensa con creces el patinazo de la ruta.
Tras el cafecito en la terraza emprendemos viaje de vuelta, con bastante atasco, pero como vamos sin prisa, los atascos se llevan mejor. Cuando llegamos a casa, la temperatura vuelve a estar a menos de 70º. Joder, ¡si es que nos hemos debido ir al desierto! Aunque estamos cansados del calor, tras un rato reparador de sofá y TV, decidimos darle caña a las raquetas de tenis.
Bueno, al final el día no ha salido tan torcido pese a todo.
El sábado amanecemos sin prisa (again) y decidimos dedicar lo que queda de mañana a actividades deportivas. Sandra se va a su piscinita y yo que llevo unos días sin correr decido dar una carrerita larga por la zona residencial entre Sepúlveda y Manchester -la que va hacia la playa-, que yo creo que es la que más me mola (hasta el momento).
Tras comida caserita y sanota, por la tarde, decidimos ir a la playa de Venice, para ver si bañamos a Ada, que el otro día, como comenté se cagaba de miedo con las olas. Lógicamente, su segundo encuentro con el mar, es similar, pero esta vez llevo bañador, y la voy a obligar.
Así que ataviado de la correa y buenos tirones, meto a la perra en el agua, de forma sucesiva, de tal forma que la última vez, ya tiene que nadar. Yo creo que le está perdiendo el miedo, pero la verdad es que las olas aquí imponen bastante (y más si no sabes de qué va esto).
La verdad es que la tarde playera estuvo muy divertida, con los baños de la perra (yo por cierto, al final también me bañé también, ya sin la camiseta de dominguer), la puesta de sol y un mini rato de jugar a las palas.
Se nos hizo de noche, y mientras la gente estaba emperifollada para disfrutar el saturday night, nosotros, emprendíamos camino a casa llenos de arena, algo mojados y con un poco de frío.
Cenita caserita de megatortilla al estilo americano y nos dormimos viendo una peli de Stephen King de una invasión alienígena (Dreamcatcher). Sandra que es un poco cagueta ha pasado una noche un poco regular... ;-)
Salimos de casa, con una temperatura agradable, como siempre (unos 70 ºF, que vienen a ser unos 20º), pero según nos vamos acercando al destino, empezamos a notar un calor desconocido hasta ahora.
Cuando llegamos la temperatura está en los 100 ºF (cerca de 40º). Total que según salimos del coche, la perra ya está jadeando que parece una locomotora... malos augurios para este paseo.
Pese a todo lo intentamos, pero como el Google Maps (por segunda vez) nos ha dado mal el lugar de entrada, tenemos que brujulear un poco para situarnos y además no estamos cerca de la zona de servicios del parque. En fin, que hacemos lo que podemos, pero por la salud de Ada, que ya sabemos que no es muy fuerte que digamos, decidimos poner fin a la aventura de forma prematura. Aquí dejo un enlace de la ruta. La perra se bebe todo el agua que llevamos, y menos mal, que si no no llega de vuelta al coche.
Con el plan de ruta abortado, al menos, estamos en una zona bastante chula (Agoura Hills), con lo que decidimos hacer una parada para nuestro aperitivo comida en un sitio que tenga terraza. Encontramos un italiano con terracita (Maria's Italian Kitchen) y tras negociar el que el perro pueda estar con nosotros -al final fuera de la terraza, pero al lado- La experiencia en la terracita, tomando unas cervecitas y una pizza crujiente multi-ingrediente compensa con creces el patinazo de la ruta.
Tras el cafecito en la terraza emprendemos viaje de vuelta, con bastante atasco, pero como vamos sin prisa, los atascos se llevan mejor. Cuando llegamos a casa, la temperatura vuelve a estar a menos de 70º. Joder, ¡si es que nos hemos debido ir al desierto! Aunque estamos cansados del calor, tras un rato reparador de sofá y TV, decidimos darle caña a las raquetas de tenis.
Bueno, al final el día no ha salido tan torcido pese a todo.
El sábado amanecemos sin prisa (again) y decidimos dedicar lo que queda de mañana a actividades deportivas. Sandra se va a su piscinita y yo que llevo unos días sin correr decido dar una carrerita larga por la zona residencial entre Sepúlveda y Manchester -la que va hacia la playa-, que yo creo que es la que más me mola (hasta el momento).
Tras comida caserita y sanota, por la tarde, decidimos ir a la playa de Venice, para ver si bañamos a Ada, que el otro día, como comenté se cagaba de miedo con las olas. Lógicamente, su segundo encuentro con el mar, es similar, pero esta vez llevo bañador, y la voy a obligar.
Así que ataviado de la correa y buenos tirones, meto a la perra en el agua, de forma sucesiva, de tal forma que la última vez, ya tiene que nadar. Yo creo que le está perdiendo el miedo, pero la verdad es que las olas aquí imponen bastante (y más si no sabes de qué va esto).
Este fue el penúltimo intento. Los ojos de Ada no son de poseída (aunque lo estaba), es que con el flash salen así. |
Sandra&Sunset |
Se nos hizo de noche, y mientras la gente estaba emperifollada para disfrutar el saturday night, nosotros, emprendíamos camino a casa llenos de arena, algo mojados y con un poco de frío.
Cenita caserita de megatortilla al estilo americano y nos dormimos viendo una peli de Stephen King de una invasión alienígena (Dreamcatcher). Sandra que es un poco cagueta ha pasado una noche un poco regular... ;-)
Mola la playa. Muy bucólico el sunset!
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ResponderEliminarY con el típico emabarcadero de las pelis americanas al fondo.
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