viernes, 27 de julio de 2012

Un largo día por Malibú

Aquí ando, hoy día 26 de julio, tratando de poner al día el blog que no es tarea baladí.


Dejé el relato de nuestras aventuras el sábado día 21, día que decidimos hacer una caminatilla y después ir a la playa. Como esto aquí, país de reglas, no es tarea fácil, lo estuvimos planificando la noche del viernes.


Vimos que había una ruta por el cañon de Escondido y que además, estaba la playa del mismo nombre, ambos benevolentes para llevar perro. La caminata parece fácil incluso para Ada, y la playa, en teoría, es simplemente cruzar la autopista US 1. Documento la información tanto el camino como de la playa (ver apartado de Escondido Beach), para que me sirvan de prueba para lo que comentaré más abajo (también es cierto, que ahora a toro pasado, lo estoy leyendo mejor y nos podíamos haber ahorrado unas cuantas tribulaciones...)


Salimos por la mañanita rumbo a Malibú, no muy temprano para no variar, aunque sí un poco más de lo que hemos salido el resto de las veces. Lo primero que nos encontramos es un atasco importante que nos acompaña hasta Santa Mónica, y luego nos lleva despacito hasta el comienzo de la ruta. Cuando llegamos, nos damos cuenta, que esta ruta sí es popular, porque está el miniparking que da acceso petado y de hecho, están poniendo multas a los que habían aparcado mal. Preguntamos a uno de la grúa y nos dice que aparquemos en la PCH, que intuimos que se refiere a la autopista US1, que efectivamente también se llama Pacific Coast Highway. Aquí, está permitido en muchos tramos de esta autopista costera el aparcar, así son los yankees de raritos. La verdad es que Highway no es exactamente Autopista, ya que como digo, permite aparcar en algunos tramos en el arcén, tiene semáforos, hay ciclistas... eso sí, si no hay atasco, los coches van mangados, como en el resto de autopistas de la zona.


Bueno, el hecho es que aparcamos en el arcén de la autopista y emprendemos la primera parte de la ruta, que es en realidad una carreterita (Winding Way) que va ascendiendo hacia el parque de Escondido. Este día no hace calor, y como el comienzo de la ruta es cuesta arriba, tiene unas vistas bastante bonitas del Pacífico, y además, como estamos en Malibú, vemos unas mansionacas con pistas de tenis, piscina y hasta caballos. Aquí nos pega que viva Antonio Banderas, ya que vemos que en una de ella tienen una fiesta montada con música latina.


La ruta en sí misma, no tuvo mucha historia, porque era bastante cortita y muy fácil y eso sí, nos cruzamos con bastante gente, con lo que la perra esta vez sí que tuvo que hacerla atada. El paisaje era un poco más verde, con algo más de sombras y con el arroyo que la acompaña con un poco de agua. La ruta acababa en una minicatarata, que en estas épocas del año estaba un poco triste, y la poza que alimentaba, un poco estancada y por tanto, con olor  a WC en cuanto se movía un poco el agua, cosa que aquí si hizo Ada, ya que el agua, sin olas, siempre le ha molado bastante.


Tras pedir que nos hicieran una foto de recuerdo, y con Ada con un poco de olor a váter, emprendemos el camino hacia la playa muy ilusionados y contentos (ingenuos...)


El fin de la ruta de Escondido Canyon. Como se ve la poza no invita mucho...
En fin, que salimos de nuevo a la PCH, y decidimos no sé porqué, ir hacia la derecha de winding (el oeste), ya que me sonaba que en el mapa, había una bajada a la playa tanto a la derecha como a la izquierda. Como en esos momentos había un atasco monumental, no se nos ocurre coger el coche, aunque andar por la carretera tampoco es de lo más cómodo, pero es poco y no hay mucha opción.


Caminando un poco, llegamos a un semáforo y cruzamos, hacia lo que es sin duda un acceso a la playa y además a un chiringuito molón (Paradise Cove Beach Cafe) que ya conocemos del verano pasado y que está muy chulo, pero... 


Cuando llegamos a la calle de acceso al chiringito (Paradise Cove Rd) vemos que hay tres chavalotes recaundando pasta para pasar por ahí a todos los que pasan ¡ANDANDO!, porque el parking, lógicamente estaba lleno (ya he dicho que había un atasco importante por la zona). Además no cobraban precisamente poco: ¡10$ por persona! Como buenos españoles, intentamos hacernos los orejas y pasar mientras cobran a un grupo de gente, pero lógicamente nos paran y además nos dicen que no podemos pasar ni aún pagando, que no se admiten perros. Con cabreo doble solapado (por la pasta y encima por no poder ni elegir pagarla o no), preguntamos a los pollos que hemos leído que la playa de Escondido admite perros, qué dónde está. Nos dicen que está bastante lejos, en dirección oeste-norte, pero que caminando como 1,5 millas, antes está la de Point Dume (la playa de "El Planeta de los Simios" original, by the way), que sí admite perros. Este fue nuestro GRAN ERROR: fiarnos de estos mequetrefes.


Comenzamos el camino hacia Point Dume, un camino bastante incómodo por el arcén de la carretera sorteando los coches aparcados, hasta que llegamos a una especie de mini centro comercial donde paramos a ver si hay algún sitio con terraza donde podamos tomar una cerveza y comer algo con la perra. Encontramos uno que se llama Savory, que efectivamente tiene terraza y parece bastante pijales. Está bastante matado, con lo que no estamos muy seguros de que nos vayan a atender. Finalmente nos dejan sentarnos con la perra y tienen cerveza (no todos los restaurantes aquí tienen, de hecho, todos los de comida rápida no tienen). Lo que no tienen es la cocina abierta (era tarde, como las 16:00), y eso de poner aceitunas o queso, aquí no saben lo que es. En cualquier caso hay una pizzería para llevar al lado y nos dicen que si queremos que podemos pedir ahí y comer en su terraza, cosa que nos parece muy bien.


Algo más animados tras la parada, las cervecitas y el estómago lleno, seguimos camino a Point Dume que ya parece que está al lado. Efectivamente llegamos a la playa, pero no admiten perros -me cago en los mequetrefes- dudamos si seguir avanzando pero decidimos que no, así que vamos por la carretera que va pegada a la playa, en dirección de retorno. Encontramos una zona, bastante solitaria en la que podemos pasar desapercibidos. Al rato, casi en el atardecer, llega un vigilante de la playa (bastante icónico, por cierto. Jovencito, rubito, con los ojos azules, guapetón y muy majete, vamos que Sandra estaba encantada). Nos dice muy amablemente, que la playa no admite perros, que a él le da igual, porque estamos en una zona en la que no molestamos a nadie, pero que ojo, porque si viene la policía nos pone un paquete, pero que él no cree que vayan a venir a esa hora. Nos dice que tengamos cuidado y se marcha. Como está a punto de anochecer, nos quedamos a ver la puesta de sol, un poco desorientados de cómo de lejos quedamos del coche.
Puesta de sol en Malibú. Como se ve la playa está bastante tranquila en esta zona.


Tras la puesta de sol seguimos la carreterita de la costa y según vamos avanzando me empiezo a preocupar de que esta carretera acabe sin dar acceso a la PCH, donde tenemos el coche. Se nos va a hacer de noche y como tengamos que desandar todo el camino puede ser un bajón importante. Cuando llegamos al acantilado del Point Dume propiamente dicho, nos encontramos un grupo de mediana edad que tras elogiar la belleza de Ada, les pregunto si desde esta posición hay acceso a la US1. Me dicen que por la carretera por la que venimos, pero como en el chiste, les pregunto que si no hay otro camino, que nos interesa seguir la dirección que llevamos, que es en la que tenemos el coche. Nos dicen que hay un camino que sube al acantilado y que luego encontramos una carretera que conduce a la PCH. Uf, ¡menos mal!


El camino del Point Dume no admite perros, pero nos la sopla a estas alturas de la película, estamos en una semi-emergencia. Cuando termina el sendero, efectivamente llegamos a una carretera que parece que va en la dirección que nos interesa, pero en esta parte de la costa, estamos en un cabo, es decir, que la costa se aleja de la carretera, por lo que andamos bastante lejos de la PCH. Preguntamos a una pareja mayor (que están bajando a su perro por otra zona donde no admiten perros, lo cual, qué coño, ¡me parece muy bien!) si vamos bien para coger la 1. Nos dicen que sí, pero que tenemos un paseo todavía... ¡Joder con los mequetrefes, qué lío nos hicieron! Yo estaba casi seguro que la playa de Escondido estaba hacia el otro lado, pero como miré por encima, no me acordaba 100% seguro.


La verdad es que este camino tenía unas vistas preciosas de la costa, pero como estaba bastante agobiado no las disfruté nada. El camino hacia la 1 se nos hizo eterno, y me empezó a entrar un agobio nuevo. Quizá dejaran aparcar de día, pero de noche a lo mejor la grúa empezaba a funcionar, lo cual podía dejarnos en una situación digamos, un poco incómoda.


Por fin llegamos a la PCH, pero a la altura del centro comercial donde habíamos tomado la pizza, es decir nos faltaba un rato para llegar al coche y ya se había hecho de noche. 


Dudamos si coger un autobús que tenía la parada ahí (uno de nosotros, porque íbamos con la perra) y parar en la parada más próxima al coche y así ir a buscar al otro, pero decidimos seguir, porque no sabemos cada cuánto pasa.


Ponemos el móvil con la aplicación de la linterna y seguimos el camino. Ahora sí que está solitario, parece mentira cómo estaba a mediodía.


Cuando llegamos al cruce donde nos habían desviado hacia Point Dume, maldije a los adolescentes que nos dieron tan pésimas indicaciones y más a mí, por haberles hecho caso y por no haber llevado la ruta más preparada. En cualquier caso desde ahí ya estábamos cerca.


Tras el último tramo, de absoluta inquietud pensando en el tema de la grúa, vimos un coche aparcado más o menos donde el nuestro, pero no veíamos el nuestro. Sólo se veía ese coche en el arcén. Cuando ya estábamos encima, vimos nuestro coche justo detrás de este. ¡Hasta el último momento con el corazón encogido!


Al final, final feliz, ¡menos mal! y una nueva lección aprendida. He de reconocer que en esta aventura me acordé varias veces de una que hice con mi buen amigo Javier (Ciper) en la que también nos "cagó el palomo" y se nos hizo de noche en una ruta que aparentemente iba a estar chupada.


¡Cómo disfrutamos del camino de vuelta a casa sentados en nuestro cochecito sanos y salvos tras 20kms recorridos!


Adjunto dejo el enlace a la ruta casi completa (el GPS se quedó sin batería ya en el último tramo de la PCH.

2 comentarios:

  1. Javier Santo Tomás29 de julio de 2012, 23:53

    ¿Fué la que Maria acabo amotinada y Lia haciendo eses con las patas traseras?

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    1. No, fue la famosa ruta de Torrelaguna, donde llegamos por la noche y preguntamos a la Guardia Civil si nos podía llevar hasta el coche y nos dijeron que el coche oficial no podía llevar a gente que no hubiera delinquido. Al final nos llevó un paisano por 20€ ¿Te acuerdas?

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