El domingo día 15 de julio, decidimos ir a visitar San Pedro, nos han hablado de que hay un mercado de pescado bastante bueno (San Pedro Fish Market), y es un lugar que no conocemos.
Como es habitual, no salimos precisamente temprano, pero bueno, no hay prisa.
Llegamos a San Pedro bastante rápido, hoy los atascos van en sentido contrario y lo primero que nos sorprende es el puente que tiene, un estilillo al Golden Gate. Como vamos a tiro hecho hacia el mercado, vamos a la zona del puerto, que tiene un buen tamaño.
Aparcamos retirándonos un poco para evitarnos el atasco de entrada a la zona turística y de paso, ahorrarnos el parking. Los yankees, con tal de no andar 200 metros, meten el coche hasta el corvejón.
Una vez llegamos a la zona del puerto, vemos que hay mucho ambiente, vamos, que está petado. Pero curiosamente, no hay ni un yankee, sino que está toda la colonia mexicana de USA aquí metida.
Nos damos un paseo en busca del mercado, y cuando lo encontramos, lógicamente, también estaba petado. Había colas hasta para ir al baño (y esto es literal), con lo que abortamos la idea de comprar nada. Sin embargo, vemos que los pescados tienen buena pinta y puede ser un buen sitio para visitar entre semana, ya más tranquilito el tema.
Continuamos el paseo por la zona y nos gusta un mercadillo montado como en un pequeño pueblo denominado Port's O' Call, en el que no compramos nada. Llegamos al final del paseo, que acaba en una mini feria para niños y emprendemos camino de tomar una cervecita acompañada de algún pescado de la zona.
Aunque el sitio es bastante agradable, estamos 'amenizados' por un cantante que no calla y que tiene puesto el volumen del amplificador a un nivel que hace difícil la conversación. Sandra opina que quizá esto sea lo bueno para algunas familias, llegar a un sitio en el que no haga falta tener una conversación mientras se come... Por lo demás, nos gustó bastante el sitio (parece que el cantante pesao sólo está los domingos).
Como es habitual, no salimos precisamente temprano, pero bueno, no hay prisa.
Llegamos a San Pedro bastante rápido, hoy los atascos van en sentido contrario y lo primero que nos sorprende es el puente que tiene, un estilillo al Golden Gate. Como vamos a tiro hecho hacia el mercado, vamos a la zona del puerto, que tiene un buen tamaño.
Aparcamos retirándonos un poco para evitarnos el atasco de entrada a la zona turística y de paso, ahorrarnos el parking. Los yankees, con tal de no andar 200 metros, meten el coche hasta el corvejón.
Una vez llegamos a la zona del puerto, vemos que hay mucho ambiente, vamos, que está petado. Pero curiosamente, no hay ni un yankee, sino que está toda la colonia mexicana de USA aquí metida.
Nos damos un paseo en busca del mercado, y cuando lo encontramos, lógicamente, también estaba petado. Había colas hasta para ir al baño (y esto es literal), con lo que abortamos la idea de comprar nada. Sin embargo, vemos que los pescados tienen buena pinta y puede ser un buen sitio para visitar entre semana, ya más tranquilito el tema.
Sandra dando fe de que el sitio andaba petado. A la izquierda, el mostrador de los pescados. |
Los sitios de comer, tienen unos platos de pescado espectaculares, aunque en general nos parecen bastante incómodos, llenos de gente (es domingo) con mesas corridas y con colas en todos los mostradores.
Al final llegamos a uno que tiene una terraza, el San Pedro Marina, bastante grande y no está demasiado lleno (es el último, quizá por eso).
Hacemos una pequeña cola y nos tomamos una Tilapia (pescado desconocido en España) a la brasa que está espectacular, acompañada de unos langostinos con salsa (Prawn fajita) -que no nos gustan mucho- y de una jarrota de cerveza mexicana.
Festín en San Pedro. Sandra muestra la Tilapia. |
El brasas en pleno performance |
En fin, que tras la comidita fuimos a descansar los oídos dando continuando el paseo, encontrándonos un barco de guerra de estos que habilitan para que los turistas curioseen. Nosotros subimos al barco como Perico por su casa e hicimos unas fotos en él. Sandra, que tiene un poco de alma transgresora, se quería meter en el tour sin pagar, pero uno, que es más prudente, no la secundó el plan. Resulta que ya sin habernos dado cuenta, nos habíamos colado, ya que la entrada al barco no es gratuita...
Tras la visita por la patilla al barquito en cuestión, continuamos un poco el paseo, y como no había mucho más que ver nos volvimos a Camelot, previo paso por Ralphs, que nos habíamos quedado sin leche, y aquí abren todo todos los días.
A bordo del USS Iowa BB-61 (por el morro) |
Tras una nueva sesión nocturna de tenis, nos recogimos sin demasiada novedad, tras cena caserita y preparación de la comida para el día siguiente, lunes, que hay clase. Esta vez una tortilla de patata y calabacín, todo un experimento.
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